El saqueo de una institución

Los antiguos gestores del Palau niegan complicidad con Millet

Gemma Montull espera su comparecencia, ayer en el Parlament.

Gemma Montull espera su comparecencia, ayer en el Parlament.

JOSE RICO / TONI SUST / Barcelona

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Si todo lo testificado ayer en la comisión de investigación del Parlament es cierto, el tinglado corrupto que Fèlix Millet y Jordi Montull tenían montado en el Palau de la Música era poco menos que alto secreto, incluso para sus más estrechos colaboradores. Tres exgestores de la institución cultural afirmaron que jamás conocieron tejemaneje alguno, que todo lo que veían a su alrededor era legal y que son los primeros sorprendidos por aquello que ahora se sabe que acontecía en realidad tras las paredes del majestuoso edificio.

El cuarto de los antiguos responsables del Palau era el que más luz podía arrojar sobre el asunto, pero optó por el silencio, como era de esperar. Gemma Montull, exdirectora financiera de la entidad, alegó su situación de imputada para acogerse a su derecho constitucional a no responder a las preguntas de los diputados. Unos diputados que, eso sí, le regalaron una ristra de reproches por su «silencio cómplice». El serio semblante de Montull ni se inmutó.

La actual presidenta de la fundación del Orfeó Català, Mariona Carulla, dijo sentirse «engañada» por Millet y Montull y aseguró que ella no se ocupaba de la gestión de la entidad, ni conocía a los proveedores del Palau, por lo que no disponía de «información suficiente» para afirmar que Millet utilizó la institución para desviar fondos a la financiación irregular de CDC.

GESTIÓN NO DEFINIDA / Para evitar pillarse los dedos, Carulla no quiso definir la gestión de Millet al frente del Palau, lo mismo que hizo su exdirectora general, Rosa Garicano. Esta última señaló que su función era conseguir, a través de mecenazgo, captar socios y proveedores, pero que los detalles económicos de los contratos no pasaban por su mano. Sí reconoció que cobraba una comisión por cada proveedor logrado, entre ellos Ferrovial. Y precisamente, los contratos con la constructora, según Garicano, «los llevaba presidencia»; es decir, Millet.

Finalmente, el exsecretario de la fundación del Palau Raimon Bergós indicó que en sus años en la institución nunca tuvo acceso a los convenios con la fundación de CDC, la Trias Fargas, y que solo sabe de un convenio: el del Palau con Àngel Colom. Lo conoce porque lo redactó él, aunque lo hizo cuatro años después de que el político, hoy en CDC, cobrase el dinero previsto.