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Un discurso sobre los impuestos

VICENÇ VILLATORO

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Primera impresión: la subida de impuestos que plantea el Govern tiene como objetivo cuadrar el discurso, no los números. No hay que ignorar su aportación al control del déficit. Tampoco sus efectos negativos en la salida de la crisis. Pero era necesaria una subida selectiva de impuestos para poder hacer el discurso del reparto equitativo de los sacrificios y poder decir que los que más tienen pagarán más. Por eso la subida se legitima en las palabras más que en las cifras y se utilizan términos tan subjetivos como «los ricos».

Segunda impresión: esa subida de impuestos es hija de la coyuntura económica, del recorte del déficit que ha tenido que hacerJosé Luis Rodríguez Zapateroy que irá bajando por todos los escalones de la Administración. Pero en Catalunya también es hija de la coyuntura política, del hecho de tener elecciones tras el verano, al que todas las fuerzas del Govern y de la oposición quieren llegar con el discurso que les parece más favorable bien blindado.

La suma de ambas impresiones causa, sin embargo, ciertas perplejidades. Siempre se había dicho que la gran confrontación electoral se produciría sobre el espacio central, sobre un voto centrista que se disputan CiU y el PSC. Ir a unas elecciones habiendo subido los impuestos –y el impacto no lo notarán solo los más ricos entre los ricos– no parece la mejor tarjeta de presentación del PSC ante este electorado centrista. Al contrario, para este electorado, después de las subidas de impuestos, es más seductor el discurso que podrá hacer CiU que el que podrá hacer el PSC. Entonces, ¿por qué los socialistas aplican esta subida, si es que finalmente la aplican?

Una subida selectiva de impuestos es un mal argumento para el electorado centrista, pero puede ser bueno para el electorado de izquierdas. Por lo tanto, adoptar ese discurso situaría el centro de la confrontación electoral en el ámbito de las izquierdas. La subida de impuestos no ayudaría a los socialistas a arañar votos convergentes, pero quizá les permitiría taponar una fuga de votos de izquierdas que sin ese discurso se irían hacia la abstención. En cualquier caso, el gran beneficiario electoral de esta medida –y del proceso de discusión a través del cual se llegaría a ella– sería ICV, que se podría presentar como la garantía de las políticas de izquierdas, acorazar así a su electorado e incluso arañar votantes socialistas decepcionados. Una subida de impuestos haría que la frontera electoral más sensible no fuera la que separa al PSC de CiU, sino la que separa al PSC de la abstención y, sobre todo, la que separa al PSC de ICV. Si se produce, querrá decir que ICV pesa mucho en este Govern.