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La hora del sentido común

VICENÇ Villatoro

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El fracaso que ha representado para el equipo de gobierno de Barcelona el referendo sobre la Diagonal tendría que servir de vacuna contra una tentación que se podría multiplicar en los próximos meses. En Barcelona, en Catalunya y en España, gobiernos en dificultades y con las encuestas en contra, pero todavía con tiempo por delante, pueden tener la tentación de buscar golpes de efecto mágicos, de sacarse de la chistera un conejo milagroso que haga cambiar la percepción de los ciudadanos. Un empacho de márketing político lleva a veces a confiar en que un hábil juego de manos súbito deslumbre al electorado o compense un desgaste de fondo.

Por cada vez que una de esas operaciones espectaculares sale bien, hay 10 que salen mal. La receta en tiempos tormentosos no es la imaginación y la fanfarria, sino el sentido común. Creo que en los próximos meses veremos una subida de la cotización política del sentido común, que se valora sobre todo en momentos difíciles. Las jugadas arriesgadas de ajedrez político son más bien para tiempos de mayor placidez.

Por ejemplo, el sentido común dice que en medio de una crisis y de la expresión más cruda del malestar social, tras las medidas para recortar el déficit anunciadas porJosé Luis Rodríguez Zapateroy con la incógnita aún de si serán suficientes, no es el momento para que un fallo del Constitucional sobre el Estatut reavive el incendio del sistema autonómico. Pues seguro que hay quien piensa que ahora es el momento de tensar esa cuerda, en parte para tapar el incendio económico y social, en parte para aprovechar la confusión para cerrar abruptamente una cuestión que le incomoda. No parece de sentido común abrir ahora esa caja de los truenos, ni desde el Gobierno ni desde la oposición. Pero siempre hay quien, en contra del sentido común, cree en los golpes de efecto.

No es momento de inventos. Es momento, desde la política, de escuchar con humildad y de decidir con sensatez. Ya nos rodean suficientes incendios inevitables como para empezar otros que se podrían evitar. A veces, la política vive en una burbuja autista, en la que entre amigos y colegas, consejos y asesores, se van repitiendo las cosas una y otra vez hasta que les parecen ciertas. Decía el alcaldeJordi Hereuque el resultado del referendo de la Diagonal demuestra que la ciudadanía no conecta con la agenda política. Quizá sea al revés. Quizá sea la agenda política la que no conecta con la ciudadanía. La que pierde el sentido de la realidad, el sentido común, y se encierra en una burbuja solitaria. Y, como escribíaAntonio Machado: «En mi soledad/ he visto cosas muy claras/ que no son verdad».