Barcelona
Carles Sans
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Consell de Cent, un eje semiverde

La calle ha mejorado con respecto a cuando era una vía abierta a todos los vehículos; sin embargo, no acaba de ser lo que podía haber sido

Una escena cotidiana en los ejes verdes, imposible en Consell de Cent hace poco más de un año.

Una escena cotidiana en los ejes verdes, imposible en Consell de Cent hace poco más de un año. / EPC

En su día se anunció que la calle de Consell de Cent pasaría a ser un 'Eix Verd'. Como suele ocurrir en estas ocasiones, la mayoría de los vecinos no lo veía con buenos ojos. Los cambios, no sé por qué, siempre nos parecen que serán para peor. Fueron casi diez meses de obras que los vecinos soportaron con resignación y renegando de los promotores de la iniciativa. Los comerciantes estaban hartos del polvo y el ruido ensordecedor de las máquinas que martillearon el asfalto. Los más curiosos visitamos la web del ayuntamiento en la que se veían atractivas animaciones de lo que acabaría siendo aquella intervención. Aquello sería el Jardín del Edén. El objetivo municipal, cómo no, era acabar las obras antes de las elecciones. Pocos días antes, cuando algunos albañiles aún colocaban partes del pavimento, la alcaldesa Colau se paseaba por el cruce de Consell de Cent con Girona para fotografiarse con una sonrisa de oreja a oreja. Algunos de los vecinos que tanto habían despotricado de todo aquello se apresuraban a estrechar su mano mientras se relamían pensando en que sus pisos se iban a revalorizar con todo aquello. Razones no les faltaban, a los pocos días de haberse iniciado las obras, muchos de aquellos vecinos habían recibido llamadas de personas interesadas en comprar sus pisos a precios muy interesantes. 

Ahora la calle ya es un paseo irregularmente ajardinado en el que los camiones y furgonetas de reparto aparcan sin agobios, no como antes de las obras, y que los transeúntes conviven entre camionetas y riders en bicicleta que sortean al personal a una velocidad vertiginosa. La verdad es que la calle es otra cosa, ha mejorado con respecto a cuando era una vía abierta a todos los vehículos; sin embargo, no acaba de ser lo que podía haber sido. Los parterres han florecido de manera muy irregular, mientras algunos están realmente frondosos, otros están muertos o sin completar. Faltan papeleras, ya que, al ser un paseo con bancos, la gente se sienta a comer y algunos tiran restos al suelo; el pavimento es de un material tan poroso que está manchado de cualquier cosa que caiga, así que a estas alturas ya está ofreciendo una imagen de viejo. Los contenedores de basura, rodeados de suciedad todo el día, se tuvieron que poner de forma improvisada en mitad de las aceras.

Me consta que el actual consistorio es consciente de las deficiencias y está decidido a actuar. Esperemos que así sea; si no, en poco tiempo la degradación haría de este paseo un plan fallido y muy caro de mantener.

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