La solución de los aparcamientos en la “nueva movilidad” de Barcelona

Barcelona se enfrenta a un reto considerable como gran ciudad: decidir cuáles deben ser las políticas de movilidad del futuro. No es una respuesta fácil y, al objeto de definir una hoja de ruta coherente, se acaban de iniciar los debates que definirán el Plan de Movilidad Urbana (PMU) para el periodo 2025-2030. Bajo el liderazgo del Ayuntamiento, es fundamental la implicación de los actores privados y del tejido asociativo de la ciudad para definir una estrategia clara y de consenso en beneficio de los barceloneses, donde el sentido común se imponga al partidismo o a las visiones parciales sobre movilidad.

A pesar de que las reuniones para abordar el próximo PMU se prolongarán hasta verano y el Plan no se aprobará hasta finales de 2024, el punto de partida del Gobierno municipal parece claro: establecer un modelo de movilidad en superficie seguro, accesible, eficiente y sostenible, en el que el transporte público tenga cada vez más peso y la ciudadanía dependa menos del vehículo privado. Este planteamiento razonable, que también contempla otras variables de peso como la movilidad sanitaria y escolar o la perspectiva de género en cuestiones de movilidad, no tendría que olvidarse del encaje de los usuarios de los coches y las motos, que no siempre cuentan con alternativas viables para desplazarse. 

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Es en este punto en el que la red de 460 garajes afiliados al Gremio de Garajes de Barcelona quiere jugar un papel clave estratégico para ordenar la ciudad, reducir el tráfico y la contaminación, liberar las calzadas y garantizar el espacio preferencial de los peatones. Para que esto sea posible, el nuevo PMU tendría que mejorar los accesos a determinados aparcamientos mediante una señalización menos ambigua para que los conductores puedan desplazarse de origen a destino sin condicionar la circulación. También debería reducir de forma drástica el número de motos que aparcan en las aceras de la ciudad (unas 90.000 diarias según el colectivo 'Recuperemos las aceras') y promover las nuevas actividades complementarias de los aparcamientos subterráneos para resolver, entre otros aspectos, el fuerte impacto en nuestras calles de la distribución de productos del 'ecommerce'.  

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Por todo ello, conviene recordar que los garajes, que siguen siendo básicos para incentivar el comercio, la cultura y la restauración en todos los distritos de Barcelona, se han abierto a nuevos usos como son el almacenamiento y distribución de mercancías de última milla con consignas inteligentes y refrigeradas o el suministro y recarga de vehículos eléctricos. Estas actividades aprobadas recientemente por el Ayuntamiento son todavía limitadas y habría que ampliarlas para conseguir una ciudad más sostenible, donde los garajes asuman actividades que actualmente se realizan en la superficie. El sector de los aparcamientos, que dispone de 100.000 plazas en la ciudad accesibles los 365 días del año, pide, por lo tanto, ser escuchado en las reuniones de los próximos meses del PMU 2025-2030 para ofrecer soluciones beneficiosas para la movilidad del conjunto de los barceloneses.