Oriente Próximo
Pilar Rahola

Pilar Rahola

Periodista y escritora

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Irán, la amenaza global

El régimen de los ayatolás no ha dejado de hacer la guerra en la región, si bien siempre lo ha hecho a través de 'proxys', es decir a través de intermediarios, y no de manera frontal

¿Por qué ha atacado Irán a Israel? Las claves del conflicto

Irán altera las reglas del juego con su ataque a Israel y deja el futuro de la región en manos del Estado judío

Leonard Beard

Leonard Beard / TOMER NEUBERG / AP

De las muchas falacias respecto al conflicto de Oriente Próximo que dominan el relato público, una de ellas es que el ataque de Irán contra Israel ha sido la represalia al ataque quirúrgico israelí contra la guardia revolucionaria en Damasco. Obviamente hay una causa-efecto, pero esta sería una relación que reduciría al puro simplismo el papel de Irán en la región y su conflicto con el mundo occidental.

Desde la revolución de los ayatolás en 1979, la retórica contra "el gran Satán", encarnado en Estados Unidos, y contra "el pequeño Satán", encarnado en Israel, ha inspirado las estrategias, los objetivos y las acciones bélicas del régimen, con un potencial militar que no ha parado de crecer desde entonces. Irán se ha convertido en una potencia de primer orden en la región, con numerosos tentáculos, todos los cuales han hecho, durante décadas, la guerra a Israel: Hizbulá, controlando el Líbano, con 200.000 misiles apuntando al Estado judío; las milicias chiís controladas por la unidad 840 de las fuerzas Quds, desde Siria; las mismas dirigidas por la guardia revolucionaria desde Irak; los hutís del Yemen, en guerra endémica con Arabia Saudí; y las organizaciones terroristas que actúan en Gaza, con Hamás y la Yihad Islámica como brazos ejecutores del pulpo iraní. No olvidemos que Hamás se ha entrenado en campos de la guardia revolucionaria. De hecho, no hay muchas dudas que el 'mastermind' del terrible pogromo del 7 de octubre fue Irán, el principal beneficiario de la desestabilización de una guerra en Gaza.

Sea como sea, Irán no ha dejado de hacer la guerra en la región, tanto en los países sunís del entorno como en Israel, si bien siempre lo ha hecho a través de 'proxys', es decir, a través de intermediarios, y no de manera frontal. Por eso, el ataque de domingo contra Israel marca un cambio de paradigma en la región, justamente porque la guerra que Irán ejecuta desde hace décadas ha salido de las sombras. Y lo ha hecho con un potencial mortífero de gran envergadura, que ha sido fallido gracias a la ayuda de los aliados israelís, pero sobre todo gracias a las últimas generaciones de Hetz-Arrow, el sistema antibalístico israelí que ha demostrado un potencial de defensa inigualable. Pero no olvidemos que Irán no pretendía fallar, sino hacer una matanza importante, y por eso envió tres tipos de proyectiles, a velocidades diversas: desde drones suicidas (los mismos que caen sobre Ucrania) hasta misiles de crucero o los misiles balísticos Shahab-3, el buque insignia de su armamento, profusamente vendido a Rusia, con cargas explosivas que iban desde los 20 hasta los 600 kilos. Es decir, desde la perspectiva de las intenciones, el fracaso iraní fue importante. A la vez, consiguió un efecto no deseado para sus intereses: un reforzamiento de las alianzas con Israel, incluyendo la insólita participación de Jordania, que a pesar de que no tiene interés en ayudar el Estado judío, tiene menos interés en que crezca Irán. Y todo, mientras los aliados naturales de Irán, China y Rusia, han mantenido un silencio estratégico.

A partir de aquí, Oriente Próximo está en una calma tensa, que puede derivar en un encapsulamiento o en una escalada del conflicto, la derivada del cual podría ser catastrófica, no solo desde la perspectiva humana, sino también por la crisis económica que generaría. Pero si algo queda claro es la amenaza permanente que representa el régimen iraní, reforzado desde la guerra de Siria. No olvidemos que, además de sus 'proxys' en la región, también ha desarrollado una penetración política, militar (con varios acuerdos para armamento sofisticado) y terrorista en toda América Latina, con la pista de aterrizaje que le han ofrecido Venezuela, Nicaragua, Bolivia y la misma Cuba. Hizbulá controla la triple frontera y ha establecido lazos sólidos con el narco de la región, mientras la guardia revolucionaria, con pasaportes venezolanos, crea una estructura de influencia y desarrolla una estrategia de dominio mediático a través de Hispan TV, en conexión con Telesur y otros, y una amplia influencia en redes sociales. Es decir, también en América Latina Irán funciona a través de 'proxys'. Se trata, pues, de una ofensiva de amplio alcance que va de Oriente Próximo hasta el Cono Sur americano, y que tiene como objetivo la lucha contra las principales democracias occidentales. Por eso hace falta no errar la mirada: Israel es su primer objetivo, pero Irán es una amenaza global.