Gobernabilidad
Astrid Barrio

Astrid Barrio

Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO

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Comunidades históricas y política nacional

El PSOE solo puede aspirar a conservar el gobierno de España si en Euskadi no hay cambio y si en Catalunya hay un gobierno de coalición independentista, al margen de si el PSC gana o no

Pello Otxandiano, Imanol Pradales, Pere Aragonès y Carles Puigdemont

Pello Otxandiano, Imanol Pradales, Pere Aragonès y Carles Puigdemont / EPC

Uno de los rasgos distintivos de la política española es la interdependencia de las distintas arenas políticas y no solo porque se trata de un sistema multinivel sino también por cómo este ha incidido en la evolución de los partidos estatales, así como por las propias características de nuestro sistema de partidos. Este se articula en torno a dos fracturas políticas, la izquierda-derecha y la territorial, de la que se deriva una nutrida presencia de formaciones de ámbito no estatal cuya presencia y posición institucional en sus respectivas autonomías, condiciona la gobernabilidad.

Las elecciones en Galicia permitieron consolidar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, cuestionado desde algunos sectores mediáticos e internos por no haber podido formar gobierno después de las elecciones generales, a pesar de los buenísimos resultados obtenidos por su partido en esos comicios y en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023. Pero a diferencia de lo que sucederá con las elecciones vascas del 21 de abril y las catalanas del 12 de mayo, esas elecciones no afectaban al PSOE ni a la continuidad del gobierno central.

El País Vasco y Catalunya, a pesar de las diferencias existentes en su historia reciente, tienen unos sistemas de partidos con unas características homologables. En cada una de ellas existen dos partidos de ámbito no estatal cuyo peso se ha ido equilibrando con el paso de los años. De una situación inicial de clara hegemonía de las fuerzas nacionalistas conservadoras, el PNV en el País Vasco y CiU en Catalunya y una posición minorizada de la izquierda abertzale y de ERC respectivamente, se ha pasado a una situación de mayor equilibrio y por tanto de mayor competencia entre ellas, asumiendo de forma matizada que en Catalunya Junts ha recogido el testigo de CiU. Y se da la circunstancia de que en la actualidad todas esas fuerzas que compiten en entre sí son necesarias para garantizar la gobernabilidad de España de manera simultánea.

En el caso vasco, según apuntan las encuestas, el PSE tendrá en sus manos la formación de gobierno y previsiblemente si el PNV conserva la primera posición no peligrará el apoyo de los partidos vascos a Pedro Sánchez. Solo si Bildu ganase ese apoyo podría peligrar. Más complicada en cambio es la situación en Catalunya donde existe una triple pugna entre socialistas, Junts y ERC por la primera posición. Las encuestas dan vencedor al PSC pero no hay ninguna garantía de que pueda gobernar. Si lo hiciese en solitario, algo muy difícil dada la aritmética parlamentaria, el independentismo retiraría su apoyo a Sánchez y si lo hace en coalición con uno de los partidos independentista el partido excluido del poder haría lo propio.

El PSOE, por tanto, solo puede aspirar a conservar el gobierno de España si en Euskadi no hay cambio y si en Catalunya hay un gobierno de coalición independentista, al margen de si el PSC gana o no. O bien si se dilatan los tiempos con una repetición electoral que permita madurar unas posibilidades que hoy se intuyen remotas. Pero en cualquier caso siempre será a expensas de la competición entre los partidos de ámbito no estatal en esas Comunidades Autónomas.

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