Inseguridad
Albert Soler

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Periodista

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Exitosa prueba piloto de vivir sin policía

La prioridad de la CUP es que, de una u otra forma, todos los ciudadanos hagan dinero. La policía suele ser un freno para este tipo de economía

Basharat Changue (CUP)

Basharat Changue (CUP) / Mireia Arso

Gracias a la exdiputada Basha Changue, en Barcelona acaban de descubrir que a la CUP no le gusta la policía. En un reciente acto público, afirmó la 'cupaire' que no es necesaria más policía, sino “protección comunitaria”, sea eso lo que sea. Barcelona, como siempre desde que Presidentorra nombró a Girona “capital de la Catalunya auténtica” -eso, inaugurar una feria de ratafía y colocar una pancarta durante un par de días, son las tres únicas acciones que se le recuerdan- va con retraso respecto a mi ciudad. Aquí hace tiempo que sabemos que la CUP prefiere que no haya policía, y no porque algunos de sus militantes podrían ser objeto de investigación -o no solo- sino por una cuestión de principios: cuanta menos policía haya, mejor se redistribuye la riqueza, que es a lo que aspira un partido revolucionario que se precie. La riqueza debe repartirse, y si no es por las buenas, la poca presencia policial facilita que sea por las malas, cosa que enorgullece a la CUP.

En mi barrio, Santa Eugènia, nos construyeron hace muchos meses una comisaría. No cualquier comisaría, sino una que ocupa una antigua masía, de la cual se ha conservado la fachada. Una virguería de comisaría que, ya que no sirve para otra cosa, seguro que va a conseguir algún premio de diseño o de arquitectura de esos que se reparten anualmente, dan hasta ganas de pasar la noche en el calabozo, seguro que la comida sería deconstruida. Utilizo el condicional porque la comisaria no funciona, el fastuoso edificio está a la espera desde hace más de un año de que le asignen una dotación de la policía municipal. Por fortuna, eso no ocurrirá, porque en Girona gobierna la CUP, que -como debería suceder en Barcelona con más frecuencia de lo que ya sucede- acelera la redistribución de la riqueza. No es que en mi barrio haya mucha, pero sin policía, la poca que hay cambia de manos con relativa diligencia, cosa que los vecinos agradecemos al alcalde y a su equipo.

Si, Dios no lo quiera, el ayuntamiento cumpliera con su obligación de poner en marcha la comisaría, el barrio moriría. Ahora son frecuentes los asaltos a comercios, las palizas para robarle a alguien lo que poco que lleve en el bolsillo, e incluso alguna pelea a machetazos, que seguro que detrás tiene algún asunto relacionado con la droga, o sea, con dinero. Hasta los alrededores de la inútil comisaría se llenan de trapicheos de todo tipo -de todo tipo de sustancias, quiero decir-, que con agentes ahí serían más dificultosos, podría darse incluso el caso de un aumento en el precio -la ley del mercado es así de cruel-, cosa que el gobierno municipal hace bien en impedir. Hace pocos días, un anciano de 90 años con el que cruzo unas palabras en la Tahona cuando coincidimos desayunando o viendo el fútbol, me contó que había ido a sacar dinero del cajero y un par de jóvenes le birlaron mil euros. El hombre me lo explicaba resignado, sabe que la idiosincrasia de nuestro barrio es esa, y sabe que con una comisaría cerca perderíamos esa parte de nuestra identidad. Otro vecino, de unos setenta años, contaba con orgullo que a él, antes de robarle, le habían pegado y dejado tirado, y tuvo suerte de que “un moro en patinete” (sic), le ayudó.

Detalles como esos ayudan a que circule el dinero, que es la base de nuestro sistema monetario. Si la receta de la CUP funciona así de bien en la periferia de Girona, bien puede funcionar en Barcelona y en el resto de Catalunya, como sabe bien Basha Changue. Cierto es que en Girona los de la CUP se hacen llamar Guanyem, pero eso fue para avisar de que, tal como sucedió a la que tocaron poder, se aumentarían el sueldo y habría más dedicaciones exclusivas ('Guanyem Més Diners' debe de ser su denominación completa). En el fondo siguen siendo de la CUP y su prioridad es que, de una u otra forma, todos los ciudadanos hagan dinero. La policía suele ser un freno para este tipo de economía.

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