Opinión

Jorge Fauró

Jorge Fauró

Periodista

Elena Sánchez: La resistencia frente al hormiguero

La contratación de David Broncano en RTVE para competir con Pablo Motos precipitó la salida de la última responsable del ente público, aunque la destitución de Elena Sánchez solo es otra página más de la lucha política que enturbia una institución en permanente conflicto desde hace décadas

La periodista y expresidenta de RTVE Elena Sánchez.

La periodista y expresidenta de RTVE Elena Sánchez. / Borja Sánchez-Trillo

Hay una rama de la entomología especializada en el estudio de las hormigas. Se llama mirmecología y se encarga de revelar los aspectos de la vida de estos insectos, cómo se desarrollan, cómo ejercen su existencia paciente y obrera; de qué partes se compone el laberinto de estancias con que construyen el hormiguero, el tamaño de éste, su profundidad y su longitud. Una colonia tipo viene a alojarse en un ‘piso piloto’ de cien metros cuadrados a seis metros de profundidad con millones de inquilinos. Descubrimientos recientes sitúan en Argentina el mayor de estos habitáculos, una guarida de entradas y galerías conectada a lo largo de 6.000 kilómetros donde sus habitantes practican idéntica actividad a la que acontece en hormigueros más modestos: trabajar para vivir o vivir para trabajar, el eterno debate que atormenta a los humanos desde hace milenios.

Hasta la destitución de la última expresidenta interina, Elena Sánchez (Madrid, 66 años), el consejo de Radio Televisión Española, la alta dirección de la Corporación de RTVE e incluso no pocos despachos del Gobierno se han llenado de mirmecólogos. O lo que es lo mismo: cómo hacer frente aEl Hormiguero’, no a uno cualquiera, sino al búnker que no está en Argentina, sino en España, un hormiguero catódico, audiovisual; en sentido figurado, el más grande de todos ellos, bajo cuya hegemonía han sucumbido otros competidores televisivos y frente al que RTVE pensó en ‘La Resistencia’ de David Broncano para diezmar a la fiel y numerosa colonia de televidentes liderada por Trancas y Barrancas.

El fichaje de Broncano (primero que sí, luego que no, al principio por tres temporadas a 14 millones cada una, más tarde que si dos, al final que si una) coronó días atrás el enfrentamiento entre Elena Sánchez, directivos de la Corporación y miembros del consejo. Las hostilidades acabaron con la destitución de un director general y minutos después el de la propia presidenta interina —nombrada por el PSOE—, que había heredado el equipo gestor de su predecesor —nombrado por consenso, aunque más cercano al PP—. Una ‘boda roja’ similar a otras anteriores vividas en el máximo órgano de gobierno de la televisión pública. Desde antes de que la presidiera Adolfo Suárez, lejos aún de timonear la Transición, y en los años posteriores con Arias-Salgado, Pilar Miró, Calviño, García-Candau o Rosa María Mateo, hasta el nombramiento interino la semana pasada de Concepción Cascajosa en sustitución de Sánchez, los periodos de paz en RTVE han sido contados.

Elena Sánchez, periodista, conductora de varios programas en la cadena pública y compañera de, entre otros, Luis Mariñas o Pedro Piqueras en distintas etapas del ‘Telediario’, accedió al puesto en septiembre de 2022 con el viento en contra de la alta dirección de la casa. Su puesto era provisional (sustituyó a José Manuel Pérez Tornero), y en un escenario tan politizado, su nombramiento hacía presagiar que más que un hormiguero, el gobierno del ente se mantendría como el avispero en que han cohabitado sus miembros en la etapa democrática. Una situación similar a la del CGPJ trasladada a la institución radiotelevisiva. «Solo asumí este cargo por un sentido del deber», explicó Elena Sánchez en el Congreso.

La recíproca «falta de confianza» entre la expresidenta y sus directivos poco tiene que ver con el fichaje del presentador de ‘La Resistencia’, que, según fuentes periodísticas, es un empeño de La Moncloa para horadar la ‘oposición’ mediática de Pablo Motos en ‘prime time’. Broncano fue el desenlace de un argumento amasado mucho antes. Los miembros de la dirección censuraban el ‘gobierno paralelo’ construido por Sánchez para gestionar RTVE sin contar con los primeros y la destituida atribuía a aquellos las piedras en la rueda para impedir el funcionamiento de la maquinaria. También hubo fuego amigo. Su destitución fue refrendada por los tres consejeros propuestos por el PP, pero también por los otros dos del PSOE y uno de los dos propuestos por Podemos (el otro votó en contra). En suma, otra página más de la lucha política que enturbia una institución en permanente conflicto desde hace décadas.

Una colonia de hormigas es un sistema carente de control central. Si hacemos caso a la mirmecología, Elena Sánchez tenía el hormiguero en casa y no en Antena 3. «Aunque un hormiguero —agrega esta ciencia— responde sin liderazgo de un modo altamente organizado y efectivo a las exigencias del medio». Y no, el Consejo de RTVE no se parece a esto.

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