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Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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La victoria póstuma de Rousseau

Jóvenes mirando sus teléfonos móviles.

Jóvenes mirando sus teléfonos móviles. / David Castro

La tecnofobia va camino de imponerse como el paradigma de la escuela catalana. Tras una campaña iniciada en WhatsApp (¡qué paradoja!) e impulsada por el populismo político-mediático, a partir del próximo curso se van a prohibir los móviles en las aulas. Y ahora se abre paso la idea de capar también el acceso a diversas aplicaciones y programas desde los ordenadores durante las horas lectivas. Al más puro estilo chino.

Incluso las infusiones de poleo menta pueden ser perjudiciales si se toman en exceso. De eso no hay ninguna duda en el caso de los móviles. Aunque la mayoría pensemos que esas medidas son excesivas y de muy difícil cumplimiento no nos atrevemos a decir lo contrario porque lo políticamente correcto es aseverar que todos los males de la humanidad, desde la violencia sexual hasta el egoísmo, han nacido con la era digital. Lo curioso es que esas ideas nacen, crecen y se desarrollan en entornos cien por cien digitales a los que hay que prohibir el acceso a los niños.

Estamos ante la victoria póstuma de las ideas de Rousseau que han impregnado una larga tradición pedagógica que parte de afirmación de una innata bondad de los individuos a los que hay que preservar de las impurezas del mundo, en este caso de las impurezas digitales. La escuela, pues, debe ser una sala esterilizada en la que nada perturbe el libre albedrío de los infantes que forjarán de esta manera la semilla de un mundo mejor. La escuela no se debe parecer al mundo para cambiarlo.

No hace falta defender a las perversas plataformas digitales ni negar que hay niños (y adultos) totalmente dependientes del soma digital, para expresar dudas sobre ese modelo pedagógico llevado al extremo. La escuela debe educar para vivir en el mundo, no para huir de él. Y para transformarlo, pero partiendo de la realidad existente. Porque en caso contrario, lo único que se consigue es que el choque con esa realidad se convierta en una fuente de traumas y de malestar emocional. 

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