Ágora
Elisenda Alamany

Elisenda Alamany

Presidenta del Grupo Municipal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona.

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Más Barcelona, menos ansiolíticos

La ciudad que defendemos es aquella que tiene una agenda de políticas progresistas, que se renueva ante nuevos retos

Joven sentado junto a un ventanal.

Joven sentado junto a un ventanal.

Aina es una joven de la ciudad. Tiene 30 años y es investigadora en Biomedicina. Trabaja en un ámbito donde pretende mejorar la vida del resto de barceloneses. Un sector que ha posicionado Barcelona como líder en ciencia. La realidad, no obstante, está lejos de ser idílica para ella. Tiene un contrato con un salario bajísimo y temporal. Llegar a final de mes es difícil. Antes participaba en una asociación del barrio, pero como no llegaba a todo, lo dejó. La mayoría de sus amistades se han marchado de la ciudad porque no podían pagar un alquiler. Y con todo ello, se siente sola y angustiada. Cuando pidió la baja en el trabajo, la respuesta de su jefe fue: “todos tenemos nuestros problemas”.

Desgraciadamente, este testimonio es real. Y, todavía peor, no es el único. Hoy en día los problemas de acceso a la vivienda, la precariedad laboral y la incomprensión de la sociedad hacia estos problemas forman parte de un cóctel que se repite en muchos de los testimonios, como el de Aina, y que se recogen en el informe sobre la salud mental de la juventud del Consell Nacional de Juventut de Catalunya. Todos ellos son evidencia de un problema estructural, de crisis encadenadas que han hecho peligrar las condiciones materiales de la gente joven. Y este malestar tiene cifras. Hoy la gente de entre 20 y 39 años es la que toma más sedantes y ansiolíticos en Catalunya. Esta crisis generacional pide una Barcelona que proteja a la gente joven.

Hasta ahora, la ciudad ha liderado la puesta en marcha de servicios de atención psicológica para jóvenes desde la proximidad. Pero hay que ir más allá. Barcelona tiene la fuerza para construir una ciudad de bienestar, que permita tiempo libre de calidad, que garantice que la vivienda no sea una angustia o que impulse que los jóvenes puedan ser libres de decidir su vida. La terapia tiene las piernas cortas si la ciudad no cuida y genera entornos seguros donde la juventud pueda vivir, encontrarse, disfrutar y trabajar.

Así, si queremos hablar de salud mental, tenemos que hablar de modelo de ciudad, de qué Barcelona queremos los próximos años. Hablamos de invertir en vivienda pública para los jóvenes; de conseguir que las nuevas economías generen puestos de trabajo de calidad; y también de garantizar un espacio público amable en todos los barrios, porque eso también es cuidar la salud mental de los jóvenes. Nuestras plazas, nuestros equipamientos y centros cívicos tienen que ser nuestro orgullo, pero también la vanguardia del bienestar emocional de nuestra juventud.

Cuando hablamos de salud mental, hablamos también de la importancia que tienen hoy la red de asociaciones, clubes deportivos, fiestas mayores, iniciativas de barrio, etc. El carácter de Barcelona, su identidad, nace de una ciudad hecha por y para la gente. Del encuentro entre la vecindad hemos hecho una manera de cuidar la ciudad y cuidarnos entre nosotros. Aprovechémoslo.

Esta Barcelona es la Barcelona que queremos. Nuestra Barcelona es la que sabe encontrar el equilibrio entre tener un proyecto de futuro para una ciudad moderna que sabe dónde va; y al mismo tiempo garantiza una ciudad para vivir y para que los jóvenes vivan bien. Por eso, después de hablar con colectivos como el Consell de Juventut de Barcelona y Salut Mental Catalunya, hemos pedido al gobierno de Barcelona que se implique en la salud mental de la gente joven con más recursos y una mirada comunitaria en todas las políticas.

La Barcelona que defendemos es aquella que tiene una agenda de políticas progresistas, que se renueva ante nuevos retos. Por eso es clave trabajar en la salud mental juvenil. Lejos de ser un hecho coyuntural, el malestar emocional es la expresión de las angustias e incertidumbres de la vida de los jóvenes de esta ciudad hoy. Y ante esto, la mejor respuesta es más ciudad y más Barcelona. En un mundo que dice que solo tú te puedes salvar a ti mismo, nosotros tenemos que decir que tenernos los unos a los otros es lo que nos puede hacer avanzar, también hacia una Barcelona mejor.