Ágora
Joan Roca Sagarra
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Tod@s junt@s

No es la lucha de las mujeres, es la lucha de tod@s a favor y en defensa de los derechos de la mujer

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Estudiantes se manifiestan en Barcelona por el 8M

Estudiantes se manifiestan en Barcelona por el 8M / JOSEP LAGO / AFP

El viernes 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer, lo que ha dado lugar a numerosos eventos y actos durante esta semana para no únicamente conmemorarlo, sino para enfatizar la necesidad de continuar luchando en pro de los derechos de la mujer y la igualdad de género. Todo ello no puede sino valorarse positivamente, porque el objetivo final de lograr una sociedad que abrace la diversidad inclusiva requiere pasar necesariamente por una sociedad en plena igualdad entre hombres y mujeres.

Una de las notas más positivas de este año es que en los carteles de estas jornadas y conferencias sobre los derechos de la mujer ya participan más hombres de lo que era habitual en anteriores ocasiones. Ha dejado de ser una causa en la que solamente intervienen mujeres, y se ha abierto de forma más decidida para dar cabida a los hombres. De nuevo debe recibirse de forma positiva, pues es concluyente e indiscutible que esta es una lucha que nos afecta a tod@s como sociedad que busca la inclusividad y la plena igualdad entre sus integrantes. No es la lucha de las mujeres, es la lucha de tod@s a favor y en defensa de los derechos de la mujer.

Mucho se ha recorrido desde que se lograra el voto para las mujeres, pero todavía hay mucho que andar para conseguir la plena igualdad entre ambos géneros. Y de la misma manera que cuando en Gran Bretaña se consiguió que las mujeres pudieran emitir su voto también hubo numerosos hombres que, desde su escaño en la Cámara de los Lores, votaron a favor de dicha iniciativa, también hoy hay muchos hombres que silenciosamente están contribuyendo con su esfuerzo y dedicación a lograr una sociedad más igualitaria. En España o en Gran Bretaña o en cualquier parte del mundo, cuando una minoría consigue que se reconozca su posición y sus derechos, es normalmente (y necesariamente) porque la mayoría -o al menos, una parte dentro de la mayoría- ha hecho suyos los argumentos de aquella minoría y la exigencia de reconocimiento a aquellos derechos minoritarios también se convierten en su visión.

El derecho de la mujer a la baja por maternidad (que ha sido ahora extendido a los padres), también fue un derecho reconocido en España por un Congreso de los Diputados que -con independencia del género de cada parlamentario- lo aprobó por mayoría, en un momento de la historia en que la mayoría de sus miembros eran hombres.

Las mujeres han tenido que combatir un 'statu quo' que se creía inalterable y se han visto obligadas a cruzar auténticos desiertos de desprecio hacia sus derechos, pero su lucha pasó a ser la de tod@s desde el primer día que se lograron avances tan importantes como los descritos. La legítima reclamación de las mujeres halló en algunos hombres una alianza para conseguir sus propósitos, y este camino hacia la plena igualdad tiene que contar con tod@s; en el reconocimiento de sus derechos, ya no corresponde únicamente a las mujeres persistir en la lucha, sino que nos interpela a todos los hombres también, porque una sociedad sólo será justa y abierta si da cabida, en pie de igualdad, a todos sus miembros.

Y es por ello por lo que hay que continuar celebrando jornadas y actos, pues es la vía para mantener la lucha en defensa de estos derechos de la mujer. Una de las políticas que se estiman convenientes en esta lucha es la existencia de referentes que puedan ayudar al resto de mujeres; mujeres que se conviertan en referente para las demás en la ambición y en las ganas de ir más allá del mero papel que la sociedad les atribuye. Y es clave que participen también hombres convencidos, porque también los hombres necesitan referentes de personas que asumen esta lucha como propia y muestren al resto que no se es 'menos hombre' si uno lucha por los derechos de la mujer o promueve un mundo más igualitario.

Como aquel compañero que un día se iba de la oficina para ir a recoger a sus hijos al colegio y alguien le indicó que su jefe le quería ver. La respuesta fue sincera: “dile que voy a recoger a los niños y le llamo luego”; la interlocutora, en un intento de ayudar en la respuesta, le sugirió que le diría al jefe que tenía otra reunión. El compañero la miró y le pidió que “por favor, no le digas una cosa que no es: dile que he ido a recoger a los niños y le llamo luego, porque tan importante es una reunión de trabajo como recoger a los niños”.

Tenemos que ser valientes y necesitamos referentes que nos recuerden que la conciliación depende de tod@s, para que la igualdad de género sea una realidad, y con ello convencernos que la lucha por los derechos de las mujeres no corresponde únicamente a ellas. Es la lucha de tod@s.