Financiación
Sergi Sol

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Periodista

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El independentismo, a rebufo de Sánchez Llibre

Los independentistas deberían saludar entusiasmados la iniciativa patronal y volver así a la casilla de salida, que es la única vía para volver a muscularse y seducir

20 entidades y patronales de Catalunya reclaman una mejor financiación: pacto fiscal o modelo federal

Los frentes por la financiación, un formato ya explorado con escasos resultados

El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, en su despacho.

El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, en su despacho. / Manu Mitru

Excepto el Círculo Ecuestre, que jalea a Ayuso como si fuera una encarnación de Dios en la tierra, todas las entidades y patronales catalanas han suscrito un manifiesto –aunque sea el enésimo- exigiendo un trato fiscal justo para Catalunya. Amén de reclamar que se ejecuten las inversiones presupuestadas. Porque si encima de liderar las aportaciones a la caja común y estar a la cola de las recepciones resulta que de las inversiones que se presupuestan para Catalunya no llega ni la mitad de la mitad a ejecutarse pues es obvio que más que un trato fiscal injusto lo que hay es un castigo sistémico en toda regla.

El hecho más destacado es que sea el Foment del Treball de Josep Sánchez Llibre quien suscriba la iniciativa en primer lugar. Sánchez Llibre es una persona ponderada, amante de la empresa, de la prosperidad económica y con muy buenas conexiones en Madrid. Que sea él quien asuma esa demanda no es menor. Sobre todo, cuando encima de padecer un trato fiscal hiriente, lo que se vende en España y en sus mentideros es que Catalunya es el ganadero que muñe la vaca con avaricia y frenesí. Aquello que dijo en su día el malogrado Ramón Mendoza –que descanse en paz y Dios le haya perdonado- sobre los catalanes: ‘se lo quieren quedar todo’. Lo cuál, sabiendo las cifras que se manejan, ya es recochineo. No solo se trata mal a Catalunya (es decir, a los ocho millones de catalanes), es que se pretende que rapiñan a España y que en uso de sus facultades sus representantes electos en Madrid aprovechan cualquier oportunidad para saquear España. Ese es el discurso al uso, que además comparte parte de la izquierda. Por supuesto, esa izquierda que apela a España con ardor patriótico mientras combate sin tregua la vigente actual mayoría del Congreso. Aunque no únicamente, el espíritu de Negrín sigue latente, más arraigado que nunca en muchos de los que se llaman progresistas.

Desgraciadamente, el retrato de los catalanes como gentes avaras que se provechan del prójimo –del resto de los españoles- está muy instalado en la España mesetaria. Y es además, una y otra vez, un órdago electoral que funciona a las mil maravillas en ausencia de otros argumentos sólidos.

El independentismo debería ya aceptar que Catalunya vive en una nueva fase, que urge retomar aquello que precisamente le dio sentido y amplitud. En buena medida ya lo está haciendo, aunque persiste quien sigue gesticulando desde el rincón y alimentando unas expectativas que son una quimera a corto plazo.

El independentismo debería saludar entusiasmado la iniciativa patronal y volver así a la casilla de salida, que es la única vía para volver a muscularse y seducir. Y sí, si cabe tras los pasos de SánchezLlibre, sin ningún tipo de resquemor. Abrazados a este, cediéndole todo el protagonismo. Dando alas a su propuesta y guardando en el congelador propuestas para las que, hoy por hoy, no hay ánimo ni capacidad.

A remolque de Sánchez-Llibre, sin complejos. Ni que sea para constatar una vez más que no hay voluntad alguna de llegar a un pacto fiscal, que por lo menos respete el lógico y más que justo principio de ordinalidad. Esto es que, hecho el reparto, quien más aporta no quede por debajo del que menos contribuye. Una cosa es la solidaridad y otra que se castigue esta penalizando a quien la ejerce. Pero esta España no está en esta tesitura. No ya la derecha más orillada al extremo si no el grueso del Partido Socialista, que puede tragar con la amnistía pero no con las cosas de comer.

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