Política municipal
Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

Periodista. Director del suplemento 'Abril' de Prensa Ibérica.

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La Barcelona en positivo de Collboni

La ciudad ha soportado dos losas en su vida social y económica de los últimos 10 años. La primera fue el ‘procés’. La segunda se trató del modo de retención psicológica que aplicó la formación de Ada Colau

Collboni prevé que Barcelona movilice más de 10.000 millones de euros de inversión pública hasta 2035

Jaume Collboni, la semana pasada durante el acto 'El alcalde responde'.

Jaume Collboni, la semana pasada durante el acto 'El alcalde responde'. / Ajuntament de Barcelona

Todo va en positivo. Jaume Collboni le ha dicho a su equipo que Barcelona es sinónimo de cosas positivas y que se acabó regodearse en pensamientos negativos. Como si el 'procés' y Colau fueran cosas del pasado y quisiera asegurarse de que esas ideas erosionantes han sido superadas. Ahora solo queda el futuro.

Como idea política es válida. Pero se trata de un proceso sustitutorio que precisa tener los contenidos a mano. Y en eso se ha puesto. La cifra es de 10.600 millones de euros en inversiones en los próximos 12 años. En una frase ha enmarcado la forma de llenar de proyectos la Barcelona del futuro y durante el tiempo necesario. Como si avisara de que está dispuesto a quedarse al menos tres mandatos. Hombre previsor.

Muchos aseguraron que Collboni iba a ser mejor alcalde que candidato. De hecho, está en ello. Pero no es fácil cambiar la rutina emocional de una ciudad. Recordamos la Barcelona de Pasqual Maragall. Aquello que ocurrió hace más de 30 años a ojos contemporáneos pudiera parecer que fue fácil. Que todo el mundo perseguía lo mismo con un objetivo parecido. Pero no fue así. Las críticas que recibía el entonces alcalde eran furibundas y retorcidas. Por ejemplo, sobre supuestas recalificaciones de terrenos de la ciudad para familias concretas y las críticas de que todo estaba siendo un gran negocio.

Sin negar que algún aspecto fue al menos sospechoso, todo perseguía un proyecto positivo y colectivo que, al final, se convirtió en una idea ilusionante.

En eso parece dispuesto Collboni. “Son tiempos para dejar de ser negativo con la ciudad”, aseveró la semana pasada en uno de los muchos encuentros sociales barceloneses. Si abandonas la negatividad, te aferras a la positividad. 

Barcelona ha soportado, como decíamos, dos losas en su vida social y económica de los últimos 10 años. La primera fue el ‘procés’. La ciudad aguantó la tensión desagradable de las manifestaciones políticas como capital del territorio y su degradación fue mayor que en otras zonas. La segunda se trató del modo de retención psicológica que aplicó la formación de Ada Colau, para que ni se alentaran ni se propusieran proyectos que pudieran impulsar nada. 

Su propuesta siempre fue enfriar la actividad económica para buscar pacificar la ciudad. Pero eso, que en teoría podría tener un sentido, en la práctica resulta un fracaso con riesgos. 

Desde un punto de vista sentimental parece que Collboni ha sufrido más a la hora de liberarse de la exalcaldesa que de las rutinas del 'procés', aunque estas sean más profundas que las primeras.

Todo el mundo coincide en considerar que su intervención en la conferencia sobre el estado de la ciudad en el Col·legi de Periodistes fue provechosa. Convenció y lanzó ese sentido positivo en el que milita. Ahora falta el proceso seductor. ¿Es Collboni un seductor? 

La respuesta a esta pregunta debe ser analizada por su equipo. Es un político sólido y escucha. Y un político que escucha, seduce. Pero también es frío. Deberían desmelenarlo.