Limón & vinagre

José Antonio Marina: política, ¿problema o conflicto?

El filósofo José Antonio Marina.

El filósofo José Antonio Marina.

Josep Cuní

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La semana se despide con la resaca del caso Koldo que la política ha convertido en el caso Ábalos y el PP pretende ascenderlo a caso Sánchez. En medio de tanto ruido del que los socialistas temen sus consecuencias electorales, Salvador Illa dice tener la conciencia tranquila porque en el fragor de la batalla contra la pandemia que le estalló como ministro de Sanidad nunca contrató servicio alguno a la empresa que presuntamente se enriqueció con las por entonces ansiadas mascarillas. Es más, asegura que nadie le sugirió, ni siquiera llamó para recomendarle a tal o cuál compañía de las muchas que florecieron como conseguidoras del imprescindible material sanitario.

Mientras, sin salirse de su camino, el líder del PSC ha intentado seguir tranquilizando los ánimos de los catalanes negociando y avalando los presupuestos de la Generalitat. Dándole un balón de oxígeno a Pere Aragonès, él emerge como el político responsable que no busca aparentemente unos comicios adelantados, sino la manera de encontrar soluciones a los problemas latentes. Y destaca dos: sequía y educación. Preocupaciones sociales contra las que el govern no parece encontrar la llave prisionero, en parte, de su discurso partidista de ayer.

Este pacto central visualiza un entendimiento de izquierdas con extensiones en el Ayuntamiento de Barcelona y en el Congreso. A través de él, y más allá de la retórica, Esquerra Republicana se aleja de la emoción para centrarse en la razón que para ella ya es gobernar en Catalunya y permitirlo en España. Pujolismo revivido que los herederos naturales han desperdiciado por no saber diferenciar entre conflicto y problema. 

Este es uno de los ejes del último análisis de José Antonio Marina (Toledo, 1 de julio de 1939). En su libro 'Historia universal de las soluciones', el ensayista parte de la duda: ¿Dónde aprenden los políticos a cumplir con su cometido? O lo que es lo mismo, a saber solucionar los problemas de la sociedad. Y ante la evidencia de que solo se forman para acceder al poder sin más pretensión que alcanzarlo, el filósofo concluye que la consecuencia lógica es la desafección porque la política está fracasando en la medida que no se dedica a su noble obligación: identificar, anticipar y resolver los problemas.  

Insiste el profesor Marina que buscar talento político se ha convertido en una necesidad para revertir lo que la política todavía no es aunque lo demos por sentado: un nido de personas sin escrúpulos que a fuerza de parecerlo y repetirlo se convierta en la profecía autocumplida.

Sabemos que el futuro es incierto, pero también aceptamos que nos planteará tal cantidad de dilemas como nunca hasta ahora habíamos sido capaces de avistar. Por eso hay que aprender a resolverlos sin esperar a que nos los resuelvan. Y esto también pasa por diferenciarlos de los conflictos ya que estos no tienen solución. Es más, simplificándolos a la dualidad “yo y mi enemigo” y buscando solo la victoria se alejan de cualquier final porque el conflicto lo único que persigue es mantenerse.

Siguiendo cualquier sesión de control parlamentario, viendo los comportamientos y escuchando argumentos como los de esta semana, uno se pregunta si sus señorías tendrán algún interés en darse por aludidos con el libro de José Antonio Marina. Por cierto, subtitulado 'En busca del talento político'. 

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