Colau no sabe irse

La exalcaldesa insiste en un tripartito para Barcelona; pero que solo ella quiere porque, de otro modo, a estas alturas, ya se habría formado. Como la memoria es débil hay que recordar que los comunes hicieron alcalde a Jaume Collboni sin ninguna condición y aceptando voluntariamente que se irían a la oposición. Ada Colau fue muy explícita en su intervención en aquel tragicómico pleno de constitución, donde impartió lecciones de ética a diestro y siniestro. El socialista no se comprometió a nada con nadie, tampoco con el PP de Daniel Sirera, que le votó para evitar un alcalde independentista. La coletilla de que “a mí me engañan una vez, pero no dos” da para algún titular, pero carece de sentido. Pese a los ruegos de Colau, no habrá tripartito porque, primero, ERC no quiere. Ni antes con Ernest Maragall ni ahora con Elisenda Alemany. Los republicanos, con solo cinco regidores, quedarían desdibujados entre los dos grandes. Segundo, un tripartito solo sería explorable sin Colau, condición esencial para el PSC. No se concibe que quien ha sido alcaldesa ocho años acabe de teniente de alcalde. Por temperamento haría sombra a Collboni, y los medios buscarían constantemente el contrapunto. Tampoco nadie la ve en la broma de alcaldesa de noche. Puede que su situación personal explique que no aceptase irse a Madrid en julio pasado y que haya renunciado también a la candidatura de Sumar para Europa, pero sería bueno que aprendiera el arte de saber irse, de dejar el consistorio.

Las municipales de 2023 tuvieron mucho de plebiscito sobre su alcaldía, un rechazo que fue clave en la victoria de Xavier Trias. Es cierto que ha sufrido un anticolauismo excesivo, pero ella ha jugado constantemente a la polarización, y hoy sigue señalando a “oscuros intereses y a los lobis de poder” como la razón de que no haya tripartito. “Ada Colau… ¡qué tranquilo que estoy desde que no eres alcaldesa!”, le espetó hace unos días Jorge Javier Vázquez, en la presentación de la gala del Gremio de Restauración, logrando la aclamación de la sala. La broma resume bien el clima que se respira en la ciudad.