Aeropuerto del Prat o ‘no news, good news’
Hay un análisis compartido sobre la necesidad de mejorar la conectividad de Barcelona para los trayectos de largo recorrido. La divergencia está en cómo lograrlo
Sergi Sol
Periodista
El Govern y el Gobierno llevan meses negociando con máxima discreción un acuerdo para concretar el futuro del aeropuerto de Barcelona. Propuesta extrapresupuestaria que condicionó la negociación del presupuesto 2023 entre PSC (y Comuns) y el Govern monocolor de ERC y que las últimas semanas no deja de reclamar con vehemencia Josep Sánchez-Llibre, presidente de Foment, asegurando que Pere Aragonès le prometió en privado -"me dio su palabra"- que la cuestión iba a resolverse.
Pues bien, todo indica que hay luz al final del túnel. O eso da a entender que aquello que en 2023 era requisito 'sine qua non', ahora no salga a colación ni marginalmente. Aunque no será la ‘ampliación’ a la que alude Sánchez-Llibre en relación con el proyecto cerrado que propuso Aena y que el vicepresidente Puigneró se tragó en su día sin pestañear a lo ‘bienvenido Mister Marshall’.
Solo hay que escuchar con atención al flamante viceconseller Sergi Sabrià sin necesidad de leer entre líneas. Ustrell lo entrevistó en el Matí de Catalunya Ràdio y Sabrià deslizó dos ideas muy claras. Primero, participación determinante en la gestión de Catalunya. Segundo, no va a ser una "ampliación", el Govern habla de ‘modernización’. No es una cuestión solo terminológica. Para nada. Es de peso. Por qué por ampliación nos hemos referido hasta la fecha a pavimentar un espacio natural protegido alargando la llamada pista de mar. Como defendía Aena. Y esa, hasta la fecha, es una posibilidad que rechazaba el Govern. ¿Por qué? Pues para preservar el Delta del Llobregat y porque resulta que Barcelona ya cuenta con una pista larga, la llamada 'de montaña', que seguiría siendo más larga por mucho que se alargase la de mar. Por tanto, es obvio que para el Govern, el futuro pasa por optimizar una pista infrautilizada, la 'de montaña'. Amén de construir una tercera Terminal, la llamada 'Satélite'. En eso hay, sin duda, coincidencia.
El Govern Aragonès y el Gobierno Sánchez, como el alcalde Collboni, no cuentan con mayorías claras en sede legislativa. Se necesitan para casi todo. Pero hay un análisis compartido sobre la necesidad de mejorar la conectividad de Barcelona para los trayectos de largo recorrido. En particular, con el Pacífico. La divergencia está en cómo lograrlo. Y en la gestión, algo que no se tocó ni un ápice en el Estatut de 2006. Para el Govern, cuanta más autonomía de gestión, mejor. Para Aena, en cambio, la gestión centralizada ha sido siempre el modelo a seguir. Pronto, auguró el viceconseller Sabrià, saldremos de dudas.
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