Error de sistema

Liberados por el feminismo

Todo forma parte de un mismo saco de masculinidad tóxica que se ejerce contra las mujeres y que constriñe a los hombres

Imagen de una manifestación del 8M.

Imagen de una manifestación del 8M. / EPC

Emma Riverola

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Un 54% de los chicos entre 16 y 24 años de Catalunya cree que “el movimiento feminista ha ido demasiado lejos”, opinión que solo comparte un 23% de las chicas. Esta es una de las conclusiones de la encuesta del Centre d’Estudis d’Opinó (CEO). Para situarnos, el segmento de hombres que menos está de acuerdo con dicha afirmación es el de los mayores de 64 años: solo un 29%.

No deja de resultar interesante este dato, como si los hombres más mayores fueran conscientes de la injusticia de una vida de privilegios (o quizá ni siquiera han sentido la pérdida de ellos). En cualquier caso, es evidente que la mayoría de las chicas participan del empuje del feminismo y que una parte muy importante de los chicos lo siente como una amenaza.

Antes de colocar a los youtubers en la diana (siempre es fácil señalar como culpable a quien escapa de nuestro control), vale la pena observar otros apuntes interesantes del CEO. Frente a un 33% de chicos que afirma que “se puede confiar en la mayoría de la gente”, solo un 24% de chicas comparte esa sensación. “¿Quién me va a creer?”, se lamentaba la joven víctima de Dani Alves. Recordemos que el grupo de edad en el que más ha crecido la violencia machista es entre los menores de 18 años.

El CEO también apunta que, a más estudios, menos sexismo. Recordemos también que el 57,7% de los titulados de grado en las universidades catalanas son mujeres (en el curso 20-21). Durante esos años, los chicos han visto como sus compañeras les avanzaban en los estudios. Ellos (igual que ellas) se enfrentan a la precariedad laboral. Pero las chicas, además, se saben amenazadas por la brecha salarial. Y por eso ahíncan los codos o aprietan los dientes en el deporte o se alían para acompañarse por la noche. Porque ellas están en guerra.

Mientras ellas lidian por su futuro y su supervivencia, muchos de ellos sienten esa lucha como un asedio. Rescatarles de su trinchera también es labor del feminismo. No solo para evitar que la ultraderecha les venda una falsa salvación, sino porque no habrá una sociedad más igualitaria y menos violenta sin la implicación de los hombres. Solo un feminismo liberado de esencialismos y victimismos, capaz de aglutinar el máximo de personas y sin rasgarse las vestiduras a cada paso, puede convertirse en un verdadero motor de la transformación política. Al fin, perseguir las metas y no a quién se considera más o menos digno de la causa.

Todo avance tiene una reacción, y en el sector más joven es donde se plasma a la perfección este movimiento. Entre ese 54% de los chicos frente a ese 23% de chicas. El feminismo puede y debe seducir a los hombres. Liberarles de un patriarcado que también les oprime. Un ejemplo, policías y médicos alertan de la compra de réplicas de Viagra por parte de jóvenes en las noches de fiesta: temen no estar a la altura. Al fin, todo forma parte de un mismo saco de masculinidad tóxica que se ejerce contra las mujeres y que constriñe a los hombres. Para ellos, el feminismo debe ser un espacio liberador, y no un territorio hostil.

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