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Daniel Sirera

Daniel Sirera

Presidente del PP de Barcelona y del Grupo Municipal del PP de Barcelona

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Pongamos Barcelona en marcha

Los presupuestos de la ciudad son de continuidad del colauismo con guiños al separatismo. Son Ada y son 'estelada'. Son un grave error de Collboni

Daniel Sirera: “Collboni se comprometió conmigo minutos antes del pleno a que no gobernará con los Comuns'”

Elisenda Alamany (ERC): “Hemos cerrado un pacto con el PSC para aprobar los presupuestos de Barcelona”

Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, el miércoles en el Saló de Cent.

Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, el miércoles en el Saló de Cent. / NORMA VIDAL / ACN

Barcelona es una ciudad de ambición global, pero con crecientes problemas locales como la inseguridad, la movilidad o el coste de la vida. Es también una sociedad compleja, con una identidad múltiple, que solo puede ser gobernada desde el diálogo, la moderación y el reformismo. En las pasadas elecciones municipales, las urnas definieron un consistorio fragmentado o, mejor dicho, plural. Muchos mensajes depositaron los barceloneses con los votos, pero el más claro de todos fue que la ciudad necesitaba un cambio, porque la manera populista y autoritaria de Ada Colau ni funcionaba ni era aceptable. Bajo su mandato, Barcelona se había convertido en la gran ciudad más insegura de España, en un polo de atracción de okupas y delincuentes. Las ocurrencias urbanísticas no eran compensadas por una mejora del transporte público, por lo que la movilidad empeoraba. Los impuestos locales se mantenían en lo más alto, pero los servicios no mejoraban y la administración se saturaba. Era obvio que Barcelona necesitaba derogar el colauismo.

Los barceloneses no queríamos más populismo de izquierdas, pero tampoco queríamos sustituirlo por un populismo de la identidad. La mayoría de los barceloneses tenemos muy claro que el 'procés' fue un negocio pésimo para la ciudad. El separatismo ha preferido asaltar el aeropuerto antes que ampliarlo. Expulsó empresas y separó familias. Los barceloneses no queríamos más confrontación nacionalista. Por esta razón, el Partido Popular tomó una decisión llena de sentido de Estado y de sentido de ciudad: votamos como alcalde a un socialista, a Jaume Collboni, para evitar que la ciudad cayera en manos de los extremos, a saber, de Puigdemont o de Colau, y dimos un ejemplo de espíritu de la Transición, demostrando que la política puede recuperar aquella capacidad de entendimiento y de vocación por el bien común.

Le dimos a Collboni la mejor oportunidad para que gobernara la ciudad mejor y pensando en todos los vecinos. Sin embargo, los presupuestos tramitados ayer en la Comisión de Economía y Hacienda muestran que Collboni ha desaprovechado esta oportunidad, pactando con ERC y Colau. El PSC no ha entendido la voluntad de cambio de los barceloneses y ha optado por la peor herencia. Se trata de derogar el colauismo, no de financiarlo con subvenciones que alcanzan los 50 millones de euros. Estos son unos presupuestos de continuidad del colauismo con guiños al separatismo. Son Ada y son 'estelada'. Son un grave error de Collboni. Desde el Partido Popular exigimos a Collboni que lidere y dialogue, con todos. Xavier Trias ya fracasó, pactando solo con ERC. Además, Galicia acaba de demostrar que no es buena idea para el socialismo abrazarse al nacionalismo.

El gobierno y los grupos municipales debemos entender que Barcelona necesita acuerdos entre los diferentes, pero acuerdos para cambiar las políticas fracasadas y poner la ciudad en marcha, es decir, para una nueva política, más transversal y elevada. Que aparque la mala ideología y apueste por una mejor gestión. Supone recuperar la sensatez en movilidad y urbanismo, cuidando la maravillosa herencia que fue el Plan Cerdà. Supone eliminar subvenciones ideológicas y reforzar la inversión en los barrios, mejorando la limpieza y la iluminación. Y supone devolver la ciudad a sus ciudadanos, expulsando a okupas ilegales y siendo intolerantes con los delincuentes.