Independentismo
Albert Soler

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Periodista

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Las elecciones importantes

Había que interesarse mucho por el tema, para enterarse de que este domingo se celebraron los comicios a la presidencia del Consell de la Republiqueta, lo que viene a ser como el gobierno de la Republiqueta catalana en el exilio

Puigdemont durante una sesión del Paralmento Europeo.

Puigdemont durante una sesión del Paralmento Europeo. / Ronald Wittek

Es indudable que los medios de comunicación están de capa caída. Mucho hablar de los resultados de las elecciones gallegas, incluso de las municipales en la República Dominicana, pero de las verdaderamente importantes, no dicen ni mu. Había que interesarse mucho por el tema, para enterarse de que este domingo se celebraron los comicios a la presidencia del Consell de la Republiqueta, lo que viene a ser como el gobierno de la Republiqueta catalana en el exilio. Si la Republiqueta ya es una entelequia, su 'governet' en el exilio es una entelequia al cuadrado, y sus elecciones, un juego para entretenerse en los fríos y tediosos domingos de Waterloo.

La cosa estaba reñida, entre un tipo que según su programa quería proponer a la ONU que descolonice Catalunya, otro que pretendía crear un microestado catalán en Argelia, y un Vivales cuyo máximo logro político es haber creado el "sello de la republiqueta", ahora que ya nadie manda cartas. Con estos mimbres se construye el futuro, no es extraño que hasta Lluís Llach se diera de baja del Consell, debía de estar hasta el gorro -en su caso literalmente- de que le tomaran el pelo, eso último metafóricamente, qué remedio.

El vencedor fue el filatélico, que por algo se inventó el chiringuito y es quien manda ahí, con un resultado digno de republiqueta, aunque bananera: el 92,4% de los votos emitidos fueron para el jefe, que es de suponer que iniciará una investigación para averiguar quiénes fueron los del 7,6% que osaron preferir otra opción. Seguramente, se trata de votantes que no se enteraron a tiempo de que los otros dos candidatos estaban de relleno, no para ser votados. Aun así no está de más investigar, no vaya a ser que un día alguien se tome en serio estas elecciones y tengamos un disgusto.

Si el vencedor fuera generoso, lo suyo sería ahora tender la mano a los dos derrotados y formar entre todos un Gobierno de coalición, de amplia mayoría. La unión hace la fuerza, y un Consell de la Republiqueta tripartito a buen seguro que alcanzaría todos sus objetivos: que la ONU mandara a los cascos azules para expulsar de Catalunya a todo el que no tenga el certificado C1 de catalán, que el Gobierno argelino cediera generosamente unos terrenos donde asentar la primera piedra del imperio catalán, y todo ello conmemorado con una tirada de nuevos sellos con la cara del legítimo presidente en el exilio. Así lograría que sus fieles le lamieran el trasero, que esa es su máxima ambición.

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