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Residencias de ancianos, nuestro espejo moral

Miles de personas recuerdan en Madrid a los ancianos fallecidos en las residencias

Miles de personas recuerdan en Madrid a los ancianos fallecidos en las residencias

Albert Sáez

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Casi todas las contradicciones de nuestra sociedad se pusieron en evidencia en las residencias para las personas de la tercera edad durante el pico de la pandemia del covid. Ancianos que no visitaba nunca nadie, hacinamientos en espacios insuficientes, falta de servicios sanitarios en una población vulnerable, vías de agua en las normativas, fata de inspecciones, etc. Pedro Sánchez, por ejemplo, se llenó la boca de asegurar que el sistema sanitario y de protección a los mayores cambiaría como un calcetín. Y lo que han cambiado son sus prioridades. Isabel Díaz Ayuso fraguó mucho de su liderazgo actual en aquellos días como antagonista del mismo Sánchez sin tener en cuenta las deficiencias de su propio sistema asistencial. Quim Torra, a la sazón presidente de la Generalitat, se escudó en la falta de recursos para no hacer casi nada y Aragonès ha puesto el foco en otras cosas. El circo de la política TikTok no da continuidad a ninguna prioridad, lo cual no puede causar más que desasosiego cuando no desafección en los ciudadanos, especialmente, entre los que vieron como sus mayores morían medio abandonados aunque fuera pocos meses antes de cuando les correspondía.

A un mes de cumplirse el cuarto aniversario del confinamiento por el covid, volvemos nuestra mirada a lo que ocurrió aquellos días en las residencias de ancianos. El Parlament de Catalunya ha emitido un informe demoledor, que debería encontrar respuesta en parte del programa electoral de los partidos sensatos en los comicios del año que viene: faltaron medios y personal, reinó el desconocimiento sanitario y la descoordinación, las inspecciones fueron deficientes y se hospitalizó a los enfermos de forma "desigual". De hecho, solo uno de cada cuatro de los ancianos residentes que fallecieron por covid esos días llegó a ingresar en un hospital. Vale la pena leer con detenimiento el informe que adelanta Elisenda Colell, en el que se retratan también la infrafinanciación de estos centros, la falta de formación del personal o la improvisación que hubo ante la falta de un protocolo para una pandemia como la que vivimos. Y Catalunya no fue una excepción. Estos días se han desvelado los informes de la policía municipal de Madrid en sus visitas a las residencias de la ciudad durante la primera ola del covid que hablan directamente de abandono aunque los tribunales han rechazado hasta 16 intentos de juzgar penalmente lo que ocurrió

No se trata en este tema de montar una batallita política como la que libran estos días los asesores áulicos de la Moncloa y de Génova con la amnistía y los indultos (propia de gente que debe hacer siglos que no coge el metro o que va a una cafetería sin llevar escoltas). Los implicados harían bien en no defender lo indefendible, pero el conjunto de la sociedad debería reflexionar sobre el trato que seguimos dando a los mayores porque es un tremendo indicador de nuestra salud moral.   

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