Feminismo
Gemma Altell

Gemma Altell

Psicóloga social. Fundadora de G360.

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'Zorra' o el debate sobre el empoderamiento feminista

Utilizar un concepto que pueda incomodar puede ayudar a despertar y a nombrar verdades, pero también puede provocar que nos perdamos en la anécdota y los “árboles no nos dejen ver el bosque”. En este caso, creo que están pasando ambas cosas

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Rostros conocidos se mojan sobre 'Zorra', la canción de España en Eurovisión

Rostros conocidos se mojan sobre 'Zorra', la canción de España en Eurovisión / Europa Press/Joaquín P. Reina/Europa Press

En estos últimos días se ha abierto un nuevo debate acerca del enfoque feminista o no de la canción candidata a Eurovisión titulada 'Zorra', del grupo Nebulossa. Antes que nada, querría decir -como fan de Rigoberta Bandini, tanto de su música como de sus letras- que 'Zorra' tiene una sospechosa similitud en la intención y en la música con 'Perra' pero, a mi modo de ver, es menos compleja y presenta menos matices. Sin embargo, merece un análisis.

Creo que antes de entrar en el debate sobre el significado del tema que va a representar a España sería importante pararnos a reflexionar sobre la utilidad y el impacto del debate en sí mismo. Es cierto que sería impensable -hace tan solo una década- proponer como candidata una canción como esta con un título como este. Por consiguiente, el mero hecho de que pueda ser una opción ya permite visibilizar un mensaje contundente que huye del azúcar y la frivolidad de las tradicionales canciones 'eurovisivas' que ha propuesto España habitualmente.

Es muy dudoso el interés musical del certamen, mucho más dudosa aún la objetividad del proceso del concurso, pero lo que más rechina es la falta de veto a Israel que han pedido muchos países europeos de forma completamente legitima, a mi modo de ver. En este escenario si algo podemos rescatar o tiene algún sentido desde un punto de vista político y a la vez posibilista es el impacto social del festival y la capacidad de influencia. Y esto es mucho.

Tal como he planteado en ocasiones anteriores trasladar algunos de los debates académicos o políticos que se producen en el seno de los feminismos a las pantallas, las redes o las conversaciones cotidianas de café tiene mucho sentido y es, sin duda, lo más transformador. Obligarnos a escuchar la letra y poner a prueba nuestra capacidad crítica es un ejercicio que nos ayuda a pensar quiénes somos y qué queremos para el mundo presente y futuro. Ahora bien, para que este análisis sea fértil es importante trascender las dicotomías tan propias de nuestro tiempo; solemos posicionarnos a favor o en contra de una determinada etiqueta sin introducir complejidad ni matices. Aquí van algunos elementos sobre los que creo interesante poner el foco para que después, con calma si se puede, cada cual decida cuál es su opinión o simplemente reflexione.

La provocación es útil a veces y otras no. Es decir, utilizar un título o un concepto que pueda incomodar o remover puede ayudar a despertar y a nombrar verdades, pero también puede provocar que nos perdamos en la anécdota y los “árboles no nos dejen ver el bosque”. En este caso, creo que están pasando ambas cosas. Casi ninguna mujer que yo conozca puede negar que la hayan llamado zorra o alguno de sus seudónimos: puta, guarra, perra, etc. en algún momento de su vida, por cuestiones absolutamente diversas y peregrinas; algunas de ellas tienen que ver con el sexo pero otras muchas no. En todo caso, todas las situaciones suelen tener un elemento en común: mostrar una mujer que decide lo que quiere sin el permiso de un hombre. No hablamos aquí de situaciones de explotación de ningún tipo sino de aquellas en las que las mujeres trascendemos la posición en la que nos coloca el patriarcado

Ese es el núcleo importante y de ese núcleo habla la canción 'Zorra'. Cierto que no todas somos 'zorras' de la misma forma, ni si quiera tenemos por qué identificarnos todas con esa forma de reivindicar la libertad de las mujeres, pero sí es cierto que queremos un movimiento emancipatorio para todas las mujeres. Creo que la discusión suele estar en cuáles son los marcos patriarcales: ¿la palabra zorra nos emancipa? ¿Las políticas que se centran en “proteger” a las mujeres ante el “terror sexual” nos emancipan? Aquí está el debate servido. La canción habla de estar segura de una misma, de la libertad sexual, de poder ser viscerales cuando queramos, de atribuirnos nuestros logros, de sentirse distinta por salir de la norma, de no adaptarse a lo que la norma patriarcal reclama. Me gustaría pensar que todos estos mensajes son compartidos y reclamados sin permiso. Por derecho. Me gustaría pensar que podemos ir más allá de los lemas y entender cuál es su sentido más profundo. Si escuchando esta canción una sola mujer ha conectado con qué hay detrás de que la hayan llamado 'zorra' tantas veces, bienvenida sea la canción candidata.

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