Arbitrariedad normativa

El VAR y la amnistia

Es la tendencia del momento: retroceder en el tiempo hasta conseguir invertir la norma, hasta que se desvirtúa la nítida realidad.

Lance arbitral durante el partido queenfrentó al Girona y la Real Sociedad

Lance arbitral durante el partido queenfrentó al Girona y la Real Sociedad / Aniol Resclosa

Josep Maria Fonalleras

Josep Maria Fonalleras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Más allá de la hipótesis de la existencia de una mano negra (que no descarto, pero que no es objeto de esta reflexión), la existencia del VAR en el fútbol ha derivado hacia la consolidación de un arbitraje alternativo. Tienes la sensación de que ya no sirve simplemente para despejar dudas o para enmendar errores evidentes, sino que se utiliza como una eficaz arma que incide en un replanteamiento de las jugadas y que juega con la fría serenidad del juez que se sienta frente a una pantalla y con la presión del árbitro que actúa en un escenario ruidoso y apasionado. De hecho, que el del VAR, en una ridícula puesta en escena, vaya ataviado como si pisara el terreno de juego (uniforme completo de árbitro) ya nos informa del concepto: es tan juez (o más, como se demuestra últimamente) que el juez de verdad. Todo esto viene a cuento de una de las decisiones más estrambóticas e injustas jamás vistas en un campo de fútbol. En el partido contra la Real Sociedad, el Girona marca un gol y el VAR lo anula por fuera de juego. Para quienes no estén acostumbrados a las reglas, esta irregularidad se sanciona cuando es causa inmediata del efecto. Es decir, si quien marca el gol, o quien recibe el balón que después llegará al delantero, están en fuera de juego se invalida la jugada. La novedad (el esperpento) es que el VAR aquí rebobina y certifica un fuera de juego (¡dudoso!) que se ha producido 37 segundos antes del gol, una eternidad, tras múltiples acciones y rebotes que convierten esa posible falta en una antigualla arqueológica.

De hecho, yo quería hablar de la amnistía. García-Castellón (que tiene apellidos de árbitro) lleva cinco años investigando el Tsunami Democràtic y ahora amplía las pesquisas seis meses más porque ha rebobinado y parece que ha descubierto un fuera de juego en forma de terrorismo. Ésta es la tendencia del momento, y, en este caso sí que la mano negra se hace presente con alevosía: retroceder en el tiempo hasta conseguir invertir la norma, hasta que se desvirtúa la nítida realidad. Tanto en fútbol como en política.

Suscríbete para seguir leyendo