Una reflexión, y revisión, sobre el zumo
Los estudios observacionales no están diseñados para establecer causa y efecto, sino que deben ser confirmados por ensayos controlados aleatorizados
Ramón De Cangas
Ramón De Cangas es presidente de la Fundación Alimenta Tu Salud. Doctor en Ciencia de los Alimentos y en Biología Funcional y Molecular
Ramón De Cangas es presidente de la Fundación Alimenta Tu Salud. Doctor en Ciencia de los Alimentos y en Biología Funcional y Molecular
En los últimos días (a raíz de la publicación de un metaanálisis realizado por investigadores de la Universidad de Toronto) han aparecido en medios de comunicación críticas al zumo. Es importante leer diversas investigaciones y analizar al detalle los estudios que son noticia, a veces sus resultados no reflejan lo que se comenta.
El zumo vehiculiza sustancias interesantes porque contiene fitoquímicos. No se debe negar que el zumo ni puede ni debe de sustituir el consumo diario de fruta, pero para dejarlo claro no es necesario ofrecer mensajes radicales.
En ocasiones se citan estudios epidemiológicos como ejemplo del perjuicio que puede suponer el zumo y no tienen en cuenta las limitaciones y se omiten otros que sugieren aspectos positivos. Además, diversos estudios de intervención concluyen que no es lo mismo agua con azúcar que zumo, pues otros componentes presentes en la matriz modulan los efectos de la fructosa. Así, hay estudios que no relacionan el consumo de zumo con un incremento del peso, pero si ese mismo zumo se bebe sin los polifenoles sí hay incremento de peso corporal, con lo cual la matriz influye.
Diversos metaanálisis y revisiones sistemáticas de ensayos aleatorizados controlados sugieren beneficios del consumo de zumo en relación a la presión arterial y enfermedad cardiometabólica. Respecto al zumo de naranja podemos encontrarnos metaanálisis de ensayos clínicos donde se concluye que hay un efecto positivo sobre glucosa, insulina, índice de resistencia a la insulina, colesterol total y LDL-colesterol.
No se puede negar que todos los resultados, en un sentido o en otro, deben interpretarse con cautela. Se necesitan más estudios bien diseñados para confirmar ciertos resultados. Pero para ofrecer una opinión objetiva debemos revisar diversos estudios, no solo aquellos que concluyen algo 'viralizable' como a veces ocurre entre los divulgadores nutricionales profesionales.
En relación con el metaanálisis que generó la polémica, incluye estudios observacionales en niños. En ellos se encontró una relación estadísticamente significativa entre beber una porción de zumo y un aumento en el índice de masa corporal. Pero una cosa es estadísticamente significativo y otra es clínicamente relevante. Un cambio de 0,03 en el IMC es ganar 60 gramos de peso corporal gramos durante la duración media del estudio de 4 años. Es insignificante.
En adultos, con un seguimiento promedio de tres años encontraron un aumento promedio de peso de solo 210 gramos por cada porción de zumo. Es insignificante.
Los resultados fueron sesgados de forma importante por los estudios en América porque los resultados de los estudios en Europa no encontraron asociaciones significativas entre el consumo de zumo y el peso corporal en adultos y el índice de masa corporal en niños.
Además, el tamaño de la ración de zumo que el grupo de investigación consideró fue desde 237 mililitros. Los expertos recomiendan porciones de unos 100 o 200 mililitros, es decir, más moderadas. 237 mililitros es más de lo que se consume en Europa en niños y adultos, tal como muestran diferentes encuestas.
Correlación no implica causalidad. Los estudios observacionales no están diseñados para establecer causa y efecto. Deben ser confirmados por ensayos controlados aleatorizados. Y en este estudio, dichos ensayos contradijeron los resultados observacionales porque no observaron un impacto significativo de la ingesta de zumo sobre el peso corporal durante varias semanas. ¿Y en niños? No hubo ensayos de intervención en niños.
En los ensayos clínicos en los adultos que bebían menos de 237 mililitros al día (se aproxima más a lo recomendado) hubo una reducción significativa en el peso corporal en comparación con los que bebían más de 237 mililitros. Lo que sugiere que el consumo moderado de zumo de fruta puede incluso ser beneficioso en el peso.
En mi opinión, asegurando un consumo adecuado de verduras y frutas al día, la inclusión de zumo a dosis moderadas además de poder favorecer la adhesión puede suponer una serie de beneficios.
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