Debate público
Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

Periodista. Director del suplemento 'Abril' de Prensa Ibérica.

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Exagerar desequilibra la política

Tanto PP como PSOE se ven obligados a hiperbolizar su lenguaje de forma tan extrema que dentro de poco serán irreconocibles

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Carles Puigdemont, al desembre, durant la seva intervenció al Parlament Europeu.    | RONALD WITTEK / EFE / EPA

Carles Puigdemont, al desembre, durant la seva intervenció al Parlament Europeu. | RONALD WITTEK / EFE / EPA / ÁNGELES VÁZQUEZ

Puigdemont es un fugado, pero no terrorista. También es eurodiputado, aunque resulte extraño de una persona que decidió escapar de la justicia. Claro que las reglas del juego democrático en el que estamos se lo permiten. No hay más que hablar.

Tanto PP como PSOE están situados en la casilla del juego que no les toca. Se ven obligados a hiperbolizar su lenguaje de forma tan extrema que dentro de poco serán irreconocibles. Y en política no hay nada peor que un mensaje desfigurado, por no creíble para los tuyos. Los otros, encantados.

Y así llegamos a los grados de comparación, siempre de alto riesgo. Félix Bolaños se ve en la obligación de cuestionarse la relación entre el terrorismo de ETA y el ‘procés’. Sin querer abre un melón imposible, incomparable y hasta desagradable. Por muchas cosas ilegales que ocurrieran en la Catalunya de 2017, nada que ver con lo que tuvo que sufrir la sociedad vasca durante mucho tiempo.

A la vez, los dirigentes del PP juegan de forma irresponsable al situar a Carles Puigdemont en un espacio terrorista. No es el lugar donde debería estar situado. Ni hace falta elevarlo ni hacerlo descender a los infiernos violentos. Sus culpas e irresponsabilidades fueron evidentes. Situó a la Generalitat, o sea al Estado, es un espacio de irregularidad aceptada por los suyos. El golpe a la legalidad fue de órdago. Como en el mus. Un envite a la totalidad. Pero hasta en esa pose tan virulenta con las instituciones, retiró la proclama en segundos.

Otra cuestión más profunda es aquello que se considera sobre algunos CDR o la agitación de los del Tsumani, donde también hay matices. Muchas sospechas sobrevuelan sobre los encausados de la Operación Judas, por ejemplo. Que una cosa es salir de manifestación y acabar calando fuego a un autobús público y la otra es organizarte antes de salir de ‘manifa’ para quemarlo todo. A eso se le llamó ‘kale borroka’, que su traducción del vasco es calle (kale) y pelea (borroka). Pero eso es trabajo del equilibrio profesional de la justicia.