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Dejen de marear con las sedes

La buena política de atracción empresarial consiste en generar los instrumentos fiscales y laborales adecuados, un buen entorno social y seguridad jurídica

La CNMV exige a Grifols conocer todos los inversores que están en Scranton

Grifols, el plasma y la diversificación de 2021 como trasfondo de todos los males

Archivo - Fachada de la sede de Grifols

Archivo - Fachada de la sede de Grifols / Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo

Martí Saballs Pons

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Scranton Enterprises BV es un grupo inversor, accionista del Joventut de Badalona, de Juvé & Camps y de Grifols, entre otras empresas. Su nombre es más reconocido hoy que hace una semana por ser el centro de gravedad contable sobre el que pende la valoración bursátil y el futuro del grupo de origen catalán especialista en tratamiento de plasma. Scranton tiene su sede social en Holanda, al igual que la constructora Ferrovial, por razones fiscales, tal como ocurre con tantas empresas de diversos colores y actividades. Podía haber sido Holanda, Irlanda o Luxemburgo, por citar otros países europeos que ofrecen tratamientos fiscales más benignos que en otros lares. La decisión de la familia Grifols y sus socios de situar Scranton en Holanda fue libre.

Nestlé es el primer grupo de alimentación europeo. Tiene su sede social y cuarteles centrales en Vevey, Suiza. En ese país vende menos de un 1% de su negocio, cuyas actividades a lo largo de la cadena de valor están repartidas por medio mundo. Apple tiene su sede central en Cupertino (California), aunque sus actividades están muy repartidas: desde la fabricación subcontratada en China hasta su centro de diseño de chips en Múnich. Ejemplos similares se repiten en la gran mayoría de las multinacionales, incluyendo Inditex, cuyo crecimiento va parejo a su globalización.

Son varios los factores que sirven a los empresarios y la alta dirección de una empresa para decidir su sede. Existe un factor de origen de raigambre familiar, incluso romántico, que mantiene la sede central en el lugar de fundación. En esa localidad puede apostarse por mantener el edificio histórico donde se firmó el primer contrato o haber creado una magnífica sede emblemática. En los inicios, cerca de la sede, cuando se trataba de una empresa industrial, solía instalarse la primera fábrica. Si el negocio crecía, iban llegando las siguientes al hilo de la expansión internacional fruto de la estrategia y de análisis de riesgos económicos y políticos.

¿Importa dónde está la sede social de una empresa? Importa dónde está el centro de decisiones que, tal como estamos, puede ser en cualquier sitio, incluso tras una pantalla de un ordenador; importa dónde se encuentran las actividades operativas más trascendentes de la compañía e importa dónde se pagan los impuestos. En la historia de las empresas son tan legítimas las decisiones de aquellas compañías que han seguido apostando por mantener y unificar sus cuarteles centrales y actividades en pocos kilómetros de radio, como de aquellas que han decidido diversificarse. 

Los territorios compiten para atraer inversiones, actividades que generen empleo y riqueza. La buena política de atracción empresarial es aquella que genera los instrumentos fiscales y laborales adecuados, con un buen entorno social y cultural. Sobre todo: con seguridad jurídica. Los aspavientos, las amenazas y pedir cambios absurdos en el reglamento de sociedades es atentar contra el sentido común.

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