Crisis empresarial

Grifols, el plasma y la diversificación de 2021 como trasfondo de todos los males

La decisión de abordar una diversificación de actividad tomada a finales del 2020 y conocida en 2021 supuso un cambio arriesgado

La opinión de los analistas ante la crisis de Grifols

Raimon Grífols y Víctor Grífols Déu, durante una junta de accionistas de la compañía.

Raimon Grífols y Víctor Grífols Déu, durante una junta de accionistas de la compañía.

Eduardo López Alonso

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El plasma. Ese es el origen de todo y su falta de suministro la causa de la evolución compleja de la firma catalana Grifols en los últimos años. Empezaba el año 2021 y a la hora de diseñar el plan estratégico de la compañía Grifols constataba que el modelo de negocio que protagonizaba afrontaba dificultades de desarrollo. La junta de accionistas supuso el pistoletazo de salida desde un punto de vista de la órbita pública para una nueva etapa basada en el crecimiento y la búsqueda de volumen de negocio. Al margen de si el informe dado a conocer este martes por la oportunista Gotham, lo cierto es que de aquella apuesta por la diversificación se derivaron los movimientos al más puro estilo 'Succesion'. Grifols se conjuró ese 2021 a potenciar su apuesta por la investigación como vía para eludir los problemas de crecimiento que generaban a la farmacéutica las limitaciones para captar plasma sanguíneo a escala internacional. El plasma humano es para Grifols su materia prima para el desarrollo de los denominados hemoderivados, aquellas especialidades farmacéuticas cuyo principio activo proviene del plasma de donantes humanos sanos a través de un proceso de fraccionamiento y purificación adecuado.

En aquel 2021 el entonces co-CEO de la firma Víctor Grifols anunció oficialmente que la firma iba a "abrir el foco y apostar por productos no plasmáticos mediante una mayor apuesta en investigación:. "Queremos evolucionar en un nuevo paradigma en hemoderivados para no depender de EEUU", explicaba, ya que la firma había evidenciado en el ejercicio 2020 que el 50% del crecimiento había llegado de nuevos productos.

En aquel momento los grandes instrumentos para ese crecimiento eran las firmas Chiron, Alkahest y Gigagen y la mayor internacionalización del negocio (especialmente China, Egipto y EEUU). Pasados los años, la apuesta falló relativamente.

Los hemoderivados son vitales, nunca mejor dicho, en variados campos médicos, como la inmunología, la hepatología y los cuidados intensivos, la neurología, la hematología y la pulmonología. Los fármacos plasmáticos también son relevantes para el tratamiento de enfermedades oftalmológicas. Grifols soñaba con controla de manera vertical todo el proceso de creación farmacológica desde su especialidad con el plasma. Albert Grifols Coma-Cros debía tener un papel relevante en los nuevos proyectos. Se palpaba ya la evolución familiar del grupo y la entrada de las nuevas generaciones en cargos de responsabilidad.

Reconocían abiertamente en Grifols que la apuesta por EEUU, Egipto y China tenía el objetivo fundamental de incrementar la captación de donantes de plasma, pero detectaban ya dificultades para mantener el crecimiento de los últimos años si no se encontraban nuevas maneras de abordar el futuro.

Grifols llegó a proponer en algún momento mecanismos legales que le permitiesen la compra de sangre de manera menos regulada para poder desarrollar su actividad, como en EEUU. Las menores donaciones realizadas debido a la pandemia desataron una señal de alarma que quiso ser compensada con compras internacionales y deuda. "Si no hay plasma se van a perder muchas vidas por falta de materia prima para la producción de medicamentos", advirtió Grifols. 

La división Bioscience, perdía peso. En cambio, la división Diagnostic, dedicada a la fabricación y desarrollo de aparatos, instrumentación y reactivos para la medicina transfusional, como las pruebas de tipo sanguíneo o las de compatibilidad entre donante y paciente previos a una transfusión, tendía a crecer. Los analistas de bolsa han seguido en los últimos años confiando en Grifols. Pese a ello, ahora reconocen algunas señales. La continua compra de compañías con recursos bancarios y la posterior ola de ventas de participaciones es un signo de que la compañía ha sido gestionada de manera discutible. A pesar de esas adquisiciones apalancadas, su margen o beneficio tendía a reducirse a lo largo de los años. Una auditoria independiente deberá ahora confirmar o desmentir si la estrategia diversificadora fue correcta o simplemente una salida poco controlada para abordar el crecimiento.