Elecciones catalanas
Sergi Sol

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Periodista

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¿Quién se enfrentará a Illa?

Puigdemont y sus afines confían en que si este se presentara pudiendo pisar Catalunya podría invertir una tendencia que deja en estos momentos a Junts por debajo de los 30 diputados

El líder del PSC y jefe de la oposición, Salvador Illa, en el Parlament

El líder del PSC y jefe de la oposición, Salvador Illa, en el Parlament / QUIQUE GARCÍA / EFE

Nadie duda, por lo que respecta a Junts, que será Puigdemont quien se enfrentará a Illa. A menos que los sondeos indiquen que Puigdemont se volvería a estrellar como hizo en febrero de 2021 ante Aragonès. Ganó Illa. Pero ese jamás fue el rival a batir de Puigdemont. Para el líder totémico de la galaxia posconvergente que Salvador Illa se impusiera era una cuestión menor. Y que lo volviera a hacer tampoco le quita el sueño. Lo que de verdad le hirió hasta lo más profundo de su ser fue verse superado por un jovenzuelo Pere Aragonès. Tampoco lo quiso de president. Se lo tragó porque –como Artur Mas en 2015- no se atrevió a provocar nuevas elecciones. Aunque tentó esa opción. Tras tragarse el sapo no cesó en su empeño en derribar al primer president republicano desde 1939. Por eso urdió una insólita moción que tenía por misión dejar en entredicho a Aragonès.

Los sondeos, hoy por hoy, apuntan a una victoria de Illa más holgada que en 2021. Cuando superó a ERC en votos pero no en escaños. Y dejan de nuevo a Junts en tercera posición. Ocurre que Puigdemont y sus afines confían en que si este se presentara pudiendo pisar Catalunya podría invertir una tendencia que deja en estos momentos a Junts por debajo de los 30 diputados. Si los sondeos no acompañan hay dos personas con muchas ganas de asumir esa responsabilidad. Son, sin descartar a Jaume Giró, Jordi Turull y Josep Rull. Ningún candidato del laurismo parece que tenga posibilidades. Ese sector ha perdido fuelle interno y ya no está para aventura alguna.

Otra cuestión es el candidato republicano. Ahí todo es más enrevesado. Junqueras es el líder. Y se mantiene como el político mejor valorado en los sondeos del CEO. Pero –pese a ser el presidente del partido- no es una figura absoluta. En ERC sí hay contrapesos. Si en Junts es Puigdemont quien ordena y manda disfrazado de militante de base, en ERC la situación es distinta. Marta Rovira es una secretaria general con un enorme peso. Además está Pere Aragonès, que es el actual president de la Generalitat. Y esa no es una cuestión menor. 

Los republicanos podrían desvelar pronto su decisión. Que será de consenso. Esa es la premisa que se han autoimpuesto. Orden y disciplina, como ya exigiera Junqueras en 2021 tras los barrotes de Lledoners. Todos a una fue la consigna. Si algo parecen haber aprendido en ERC, con Junqueras al frente y tras el relevo ejemplar que dio Puigcercós en su momento, es que las peleas internas son la peor pesadilla y una nefasta compañera de viaje. Junqueras, además, se muestra sin prisa y generoso. Está ahí, se siente fuerte y sabe que la vida es larga. Nada está cerrado. No se precipitará. 

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