Incongruencias de la transición verde europea

Imagen de una red de tendido eléctrico.

Imagen de una red de tendido eléctrico. / David Castro

Eliseo Oliveras

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La subida del tipo de impuesto sobre el valor añadido (IVA) del 5% al 10% en el suministro eléctrico en España, aprobada esta semana por el Gobierno bajo la presión de la Comisión Europea debido a la reinstaurada política de austeridad en la Unión Europea (UE), muestra las incongruencias en la transición verde europea al encarecer el precio de la energía más limpia.

La Comisión Europea exige que las rebajas del IVA en la electricidad y otros impuestos, adoptadas para mitigar el disparo de los precios a causa de las sanciones energéticas impuestas por la UE a Rusia, se supriman rápidamente para volver a los tipos previos. El tipo de IVA que gravaba la electricidad se situaba en España en el 21% y en la mayoría de la UE llegaban al 20% o más. Malta (5%) y Luxemburgo (8%) son los países que antes de la crisis tenían el tipo más bajo de IVA en la luz, mientras que los tipos más altos se aplicaban en Hungría (27%), Dinamarca (25%) y Suecia 25%). La subida del IVA y los otros impuestos eléctricos contribuirán a aumentar la inflación en la UE y retrasarán el necesario descenso de los tipos de interés.

La energía eléctrica es un suministro esencial indispensable en el hogar, al igual que el agua. Además, la electricidad debe convertirse en la fuente energética del futuro con el progresivo abandono de los combustibles fósiles previsto en el Pacto Verde de la UE. Por ello, no deja de sorprender que bajo la política tributaria de la Comisión Europea desde hace tres décadas se siga penalizando la electricidad doméstica con un tipo creciente de IVA, como si se tratara de un bien de lujo. Las pernoctaciones en los hoteles en la UE, que pueden considerarse más lujo que el disponer de luz en el hogar, tienen un tipo de IVA mucho más bajo: el 10% en España y seis estados más de la UE, mientras que en otros 15 miembros es inferior a ese 10%, limitándose al 3% en Luxemburgo.

Las excepciones de Malta y Luxemburgo

Malta y Luxemburgo son los únicos estados de la UE que aplican un IVA bajo al suministro eléctrico, mientras que el resto aplican el tipo general que no ha parado de subir desde 1990. En España, el tipo general ha pasado desde entonces del 12% al 21%. Las subidas del IVA fueron promovidas por la Comisión Europea para contrarrestar la pérdida de recaudación causada por las rebajas a las grandes empresas y a las personas con mayores ingresos, promovidas también por el propio Ejecutivo comunitario conquistado por la ideología económica neoliberal.

Las sucesivas rebajas fiscales han situado los tipos efectivos de los impuestos a las grandes empresas y a las personas con mayor renta en su nivel más bajo después de la segunda guerra mundial en Europa occidental. Pero esas rebajas fiscales no han aportado el mayor crecimiento prometido por la ideología neoliberal, sino que el crecimiento medio anual de cada década desde 1980 en Europa occidental es inferior al de la década anterior, como muestran los datos de Eurostat y del Banco Mundial. Los estudios empíricos de historia económica señalan que esas rebajas fiscales solo han aumentado la desigualdad social y han mermado la capacidad de los estados para apoyar la inversión y el desarrollo tecnológico. Las subidas de impuestos indirectos, como el IVA, han incrementado la carga fiscal que soportan las clases populares y medias, porque el conjunto de esos tributos representan una proporción mucho mayor sobre sus ingresos totales que en los hogares con las rentas más altas.

El informe 'Tributación del consumo energético de los hogares de la UE de 2023', de Antonio F. Amores, Sofia Maier y Mattia Ricci, señala que las tasas sobre el consumo energético incrementan la desigualdad social y que "cualquier subida en los tributos de la energía afecta desproporcionadamente a los hogares con menores niveles de ingresos". Otro informe de Eurostat destaca que desde 2008 el importe de los distintos impuestos que grava la electricidad en los hogares se había incrementado en 10 puntos porcentuales, al pasar de representar el 31,2% de la factura total en el primer semestre de 2008 a sumar el 41% del total del precio pagado en el segundo semestre de 2019. A pesar de que el precio de la electricidad en la UE se ha reducido respecto a sus niveles récord de 2022, en 2023 aún es más del doble de su precio durante la década 2010-2020 y su aumento es muy superior a la inflación acumulada desde 2008, subraya Eurostat. La reforma del mercado eléctrico europeo pactada este mes tampoco está diseñada para abaratar los precios, sino para evitar alzas bruscas.

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