Las bromas, las croquetas y el fricandó del alcalde

Uno de los primeros en llegar al Saló de Cent del ayuntamiento de Barcelona para celebrar el aperitivo con los medios de comunicación fue Xavier Trias. El líder municipal de Junts está pensando más en su jubilación que en futuros proyectos políticos. Tanto es así que está deseoso de dar un paso al lado. Además, no lo esconde: ‘Vine para ser alcalde, así que no tiene sentido que siga aquí’. Eso sí, no lo hará hasta el día que el alcalde Collboni decida con quien pacta.

La segunda en hacer acto de presencia, casi a la misma vez que Ernest Maragall, fue la teniente de alcalde, Maria Eugenia Gay. Lo hace con su habitual sonrisa y orgullosa del trabajo que realiza. No obstante, como Trias, también tiene ganas de que llegue el pacto final." El alcalde es muy respetuoso y nos consulta, pero es una decisión exclusivamente suya", comenta la incansable Gay ante la insistencia de los periodistas. Por su parte, Maragall observa con la tranquilidad de sentirse fuera y con el orgullo de ser el político municipal mejor valorado según los últimos datos del barómetro semestral del ayuntamiento. Sin duda, un merecido reconocimiento a su trayectoria.

Busco a la exalcaldesa, Ada Colau, y no doy con ella. Me presentan al concejal de VOX, Gonzalo de Oro-Pulido. Me recuerda que nos habíamos visto alguna vez por Coma-ruga mientras me cuentan que en la página de transparencia del ayuntamiento consta como el concejal más rico de Barcelona. Que suerte la suya. Diez propiedades y 800.000 euros en el banco. Casi nada.

A todo eso, Colau sigue sin aparecer, pero eso me permite saludar a mis estimadas colegas, Meritxell M. Pauné, Eva Alderiu y a Mayka Navarro que están junto a Àlex Salmon.

Antes de pronunciar su discurso, el alcalde se acerca a nosotros y nos pregunta por las croquetas. Le consta que han mejorado respecto a la última recepción en tiempos de la alcaldesa. No abundan, pero confirmo que están mejor.

Collboni también está mejor que en tiempos pasados. Disfruta tanto de su cargo como Laporta. A todo eso, no parece tener prisas por pactar. Le reclaman para decir unas palabras.

Antes de escucharle, el concejal, Albert Batlle, me pregunta por Salvador Illa. Desde que escribí que me parecía una persona distante, han sido muchos los que me han afirmado lo contrario. Volví a coincidir con él y quizá sus valedores lleven razón.

Pues eso, que el alcalde toma la palabra y hace algo que a uno siempre le ha gustado. O sea, que se ría de sí mismo. Una ironía que parece no agradar ni a Trias ni a Maragall. No sonríen ni a la de tres. El único que le sigue el juego es Daniel Sirera. Se confirma que Colau no viene y que Collboni es un alcalde feliz. Respecto a la exalcaldesa, continúo pensando que más tarde que temprano se le reconocerá algunas de las cosas que hizo por la ciudad. Del alcalde se agradece que estos días de Navidad utilice ese tono simpático y bromista. Una persona que le quiere mucho me susurra al oído que se asemeja a Obama. No le acabo de ver ese parecido…

Y de postre, fricandó

Tras esta recepción, el alcalde, Jaume Collboni, se enfundó un delantal y se dirigió a la sede de la Fundació Jovent. Allí demostró sus excelentes dotes delante de los fogones.

El Ayuntamiento se ha sumado a la iniciativa solidaria 'Barcelona, un Nadal per a tothom', en la que ocho cocineros con Estrella Michelin elaboraron un menú de Navidad para todos los usuarios del proyecto municipal 'Àpats en companyia', dirigido a personas mayores en situación de fragilidad.

Los chefs participantes fueron Paolo Casagrande, Joel Castañé, Fran López, Juanlu Fernández, Artur Martínez, Takeshi Somekawa, Hermanos Torres y Paco Méndez, y la iniciativa corrió a cargo de la organización Interprofesional de Carne de Vacuno (Provacuno). Ellos fueron los que cedieron la materia prima, toda de proximidad. El resultado final no podía ser mejor. El fricandó de carne de vacuno salió buenísimo y se repartieron más de 1.500 raciones para familias vulnerables.

En fin, que, en sus tiempos de presidente, a Obama también se le vio cocinando por temas solidarios. Eso sí, no era fricandó…

Bon Nadal!

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