Limón & vinagre

Andrea Giambruno: El hombre que hizo madre soltera a Meloni

El periodista Andrea Giambruno, expareja de la primera ministra italiana, Georgia Meloni.

El periodista Andrea Giambruno, expareja de la primera ministra italiana, Georgia Meloni. / Yara Nardis / Reuters

Pilar Garcés

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Seguro que a la muy católica Giorgia Meloni no le ha gustado nada esta modernez que su vecino del Vaticano ha introducido en puertas de la Navidad: el permiso para bendecir desde los púlpitos a parejas «irregulares» de divorciados, uniones civiles o del mismo sexo. Aunque el papa Francisco ha dejado muy claro que las nuevas ceremonias no se deben confundir con el sacramento del matrimonio se abre la veda, pues con un cura de por medio quién va a distinguir una boda 'fake' de otra auténtica; un sarao con pamelas en el templo, con mayor o menor dosis de liturgia, siempre vestirá más que una carpa en la playa. 

La primera ministra italiana es una firme defensora de la familia tradicional, aunque como dirían sus prójimos de la Iglesia, una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo. Unida sentimentalmente durante casi una década, que no casada, con el padre de su hija Ginevra, de siete años, su reciente separación la ha convertido en una madre soltera antifeminista que clama contra los núcleos de convivencia que no cumplen los cánones de las antiguas usanzas. 

Había que verla el pasado septiembre amenazando con desinscribir del registro civil a los hijos con dos madres lesbianas, y celebrando la Cumbre Demográfica con su homólogo húngaro, Viktor Orbán. En semejante asamblea mucho se habló de la necesidad de proteger la institución familiar formada por padre, madre y el mayor número posible de hijos. Solo unas semanas después, Meloni, de 46 años, anunciaba la ruptura con Andrea Giambruno, de 42, porque él había acosado sexualmente a una compañera de trabajo, proponiéndole un trío. Con luz, taquígrafos y en horario de máxima audiencia.

Tres son multitud, incluso para los practicantes de la doble moral. En un mensaje (triplicado) en sus redes sociales, la líder de Hermanos de Italia sentenció que Dios dijo hermanos, pero no primos, enseñó la puerta al susodicho y mandó un recado a toda Italia. Se acabó. La noche anterior, un programa satírico de Mediaset llamado 'Striscia la notizia' había emitido la grabación de una conversación de su novio, famoso y agraciado presentador del programa informativo de la misma empresa 'Diario del Giorno', que lo retrataba como un baboso. «¿Me puedo tocar el paquete mientras hablo contigo?», le preguntaba Giambruno a su colega mientras esperaban entre bambalinas para la grabación del espacio. La mujer aguantaba el asedio como buenamente podía, mientras el periodista la invitaba a un trío e incluso un cuarteto como vía para progresar e integrarse en el equipo. Ante el evidente malestar de la joven, el fenómeno le reprochaba la falta de sentido del humor, de compañerismo, «¿eres aperturista?», y le afeaba que no le riera las gracias. «Defenderé lo que fuimos, defenderé nuestra amistad y defenderé, cueste lo que cueste, a una niña de siete años que quiere a su madre y quiere a su padre, como yo no pude querer al mío», zanjó la primera ministra italiana, recordando al progenitor, Francesco Meloni, que dejó tirada a su madre con dos niñas con las que jamás volvió a contactar, para empezar una nueva vida que incluyó otra familia y una condena a nueve años por narcotráfico en Mallorca.

Andrea Giambruno no solo fue relevado del lecho de Giorgia Meloni, sino de su programa, para el que ahora hace labores de edición fuera de pantalla mientras Mediaset investiga si su comportamiento violentó el código ético de la cadena. 

Natural de Milán, se licenció en Filosofía en la Universidad Católica de su ciudad, formación que cuadra poco con las polémicas en las que se ha visto implicado por comentarios que ponían en duda el cambio climático o responsabilizaban a las víctimas de violaciones grupales de la agresión. «Si no te emborrachas, evitas al lobo», aseguró. En ese momento, Meloni salió en su defensa porque se le había tergiversado, pero los audios sexuales del trío dejaban poco margen a una interpretación benevolente de Giambruno, a quien en una entrevista hace un par de años la política neofascista consideró «el enemigo en casa» por sus ideas izquierdistas sobre homosexualidad o drogas blandas. 

Tras la rápida amputación del molesto apéndice, Meloni escribió: «Todos aquellos que esperaban debilitarme golpeándome en casa deberían saber que por mucho que la gota espere socavar la piedra, la piedra sigue siendo piedra y la gota es solo agua». Cada una en su casa, pero Dios y los ultras en las de todos.  

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