Infraestructuras
Sergi Sol

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Periodista

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El aeropuerto de Barcelona levanta el vuelo

Que el PSC no saque el tema aeroportuario ahora y traiga en cambio a colación lo del Hard Rock podría indicar que lo del aeródromo se está negociando de verdad

El aeropuerto de Barcelona-El Prat avisa de que se está llegando al límite de rutas intercontinentales

Los Comuns fijan el Hard Rock como "línea roja" para los presupuestos: "Aragonès debe decir no"

Un avión de Vueling sobrevolando las inmediaciones del aeropuerto de El Prat.

Un avión de Vueling sobrevolando las inmediaciones del aeropuerto de El Prat. / FERRAN NADEU

Los socialistas se han puesto sospechosamente pesados con el Hard Rock en el Camp de Tarragona. Un proyecto que, por otra parte, ha menguado tanto en dimensión como en importancia para el territorio, cuando hay inversiones ya confirmadas que cualitativamente son infinitamente más provechosas, como la coreana LEM en Montbrió del Camp. ¡1.200 millones!, se dice pronto, en un sector con tanto futuro como el de las baterías eléctricas. Ahora, salir con el pretexto del Hard Rock para bendecir o no las cuentas públicas de 2024 es un disparate y huele a chamusquina.

En cambio, parece que no va con ellos el desastre diario de Rodalies, tema del que no dicen ni palabra. Porque, en efecto, esa sí es una infraestructura determimante para el país, para sus ciudadanos y, en particular, para la gente trabajadora del Baix Llobregat. Al punto que el empacho de AVE ha dejado Rodalies a merced de los rayos del Maresme, en un bochonorso episodio (Gavà) de justificación de lo injustificable.

Otras dos fueron las condiciones de Salvador llla al presupuesto de 2024 de Aragonès. Una, la B40 del Vallès. El proyecto no será el de antaño. Ya está desfasado. Pero seguro que se va a concretar en una mejora de las comunicaciones. Estricto sentido común.

Y luego está un tema de calado. El único que se abordó entonces y que repercute en toda Catalunya. Empezando por su capital: Barcelona.

Y si nada dicen ahora es porque el proyecto se está negociando de verdad. Con la Generalitat empujando. Eso sí, con la máxima discreción para ahorrar polémicas preventivas. Más allá de la carta que Territori (Ester Capella) hizo llegar a su homóloga ministerial nada se ha dicho.

El aeropuerto de Barcelona es un pedazo de aeropuerto. De la mayor importancia, pese a la terquedad de Aena cuando pretende que sea subsidiario de Barajas. El Prat es el sexto aeropuerto europeo en viajeros. Por delante de la mayoría de capitales de Estado del continente.

Aena (Maurici Lucena) planteó en su día asfaltar buena parte del último pulmón verde de la franja costera del Baix Llobregat. A la brava. Era su gran solución para que el Prat (Catalunya) no se quedara desconectada del Pacífico. Alargar la pista de mar para dar entrada a los grandes aviones que recorren distancias de 10.000 kms. Incluso más. Una solución a medias, que además daba lugar a una paradoja. Y es que la nueva pista seguiría dando menos garantías y prestaciones que la actual, la de montaña, pista que supera ampliamente los 3.000 metros.

Ahí es donde el PSC debería tomar cartas en el asunto y mojarse en una compleja negociación que siempre va a dejar a alguien descontento. Esa es la disyuntiva, que no otra: o aprovechar la pista de montaña ya existente o bien construir (alargar) una (la de mar) que, además de cargarse definitivamente la Ricarda, no resuelve el problema de verdad que no es otro que una insuficiente longitud.

Que el PSC no saque el tema del aeropuerto ahora y traiga en cambio a colación -erre que erre- lo del Hard Rock podría indicar que, como decimos en catalán, ‘s’han begut l'enteniment’. Y probablemente no sea eso si no que su 'boutade' sobre el Hard Rock oculta que lo del aeropuerto se mueve. Y que probablemente se mueve en la dirección más sensata, eficiente y mediambientalmente más sostenible, que pasa por aprovechar lo que hay y no recurrir a inventos que ni van en la dirección del gran reto del siglo XXI (mimar el planeta) ni dan una solución correcta a los déficits de un aeropuerto como el de Barcelona, clave para la internationalizaciónn de su economía y de su competitividad.

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