Mezquindad en las aulas
¿Podemos hablar de calidad de educación si suspendemos en equidad? Durante más de una década, los gobiernos independentistas se dedicaron a la ensoñación de ser grandes
El Govern admite tras el fiasco de Pisa que hay que volver a "lo básico" y "enseñar a leer" a los niños
Editorial | PISA: la constatación de un fracaso
Emma Riverola
Escritora
El 7 de diciembre de 2010 se conocieron los resultados del informe PISA de 2009: Catalunya superaba en lectura, matemáticas y ciencia a la media española y estaba ligeramente por encima en lectura de los países de la OCDE, el club de los 30 más ricos del planeta. La mejora respecto a los resultados de 2006 era notoria y, además, se había adelgazado la franja de alumnos con peores resultados y reducido la distancia de resultados entre centros públicos y privados.
El 27 de diciembre de 2010, Artur Mas era investido president de la Generalitat. Fin del tripartito e inicio de la austeridad. Catorce meses más tarde, un millar de profesores, estudiantes y padres se manifestaban en contra de un nuevo tijeretazo. El presupuesto ya se había reducido un 12%. Las bajas y jubilaciones del profesorado solo se estaban cubriendo parcialmente y el alumnado era cada vez más numeroso. Las ayudas al transporte escolar y a los comedores también se habían reducido.
En diciembre de 2013, la entonces consellera d’Educació, Irene Rigau, señaló a la inmigración como la causa de los peores resultados que había obtenido Catalunya respecto a otras comunidades. Un año antes, el Govern había dado luz verde a la jornada intensiva. El 80% de los institutos se acogieron a ella. Un alivio para una plantilla sobrecargada, un ahorro por el cierre de comedores escolares… Y más trabas al rendimiento escolar y al alumnado más vulnerable.
En 2015, Catalunya logró repuntar en matemáticas y ciencia, en lectura seguía descendiendo. En 2018, Clara Ponsatí anunció que se ficharían profesores para la ESO que no hubieran cursado el máster obligatorio. De repente, la urgencia por falta de profesorado. Un juzgado frenó el apaño.
Hasta aquí, un pasado de recortes, improvisaciones y desatención a la educación. El nuevo informe PISA ha sido un mazazo para Catalunya: los peores resultados de la historia y muy por debajo del resto de España. Además, se ha ensanchado la brecha en función de la renta. En Catalunya, el 27,5% de niños y adolescentes está en riesgo de pobreza. Las tasas de abandono escolar son alarmantes. El esfuerzo dedicado al alumnado con necesidades especiales es insuficiente. Y la formación de gran parte del profesorado presenta carencias. ¿Podemos hablar de calidad de educación si suspendemos en equidad? Durante más de una década, los gobiernos independentistas se dedicaron a la ensoñación de ser grandes. Mientras, la mezquindad dictaba sus decisiones en el ámbito social. Su fruto: una escuela empequeñecida y anquilosada.
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