Elecciones en Argentina
Pilar Rahola

Pilar Rahola

Periodista y escritora

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Enigma Milei

Si las causas del resultado electoral son evidentes, la respuesta es un interrogante sostenido por dos únicas virtudes: Milei no pertenece al poder establecido y representa un cambio radical. La cuestión es saber hacia dónde

Argentina en caída libre: el ultraderechista Javier Milei se convierte en el nuevo presidente con 11 puntos de diferencia sobre Sergio Massa

¿Quién es Javier Milei? El ultra histriónico

Ilustración.

Ilustración. / Leonard Beard / Leonard Beard

Hemos creado una sociedad tan líquida que necesitamos poner etiquetas inmediatas, para poder colocar a cada cual en un cajón hermético, donde todo está resuelto. Situados en un eterno blanco y negro, hemos perdido los grises que nos permitirían interrogarnos más allá de los tópicos, y así vivimos rodeados de respuestas, sin necesidad de hacernos las preguntas. De aquí que la mayoría de personas crean saberlo todo de los conflictos más complejos o de las situaciones más vitriólicas, reducida la realidad al puro maniqueísmo. El ejemplo más claro de este reduccionismo letal es el conflicto de Israel, el más complejo y largo de la historia reciente, y, aun así, el más banalizado, reducido y desinformado. No deja de sorprenderme que cualquier persona, que quizás sería incapaz de saber qué pasa en el Yemen, o cómo está la situación de las franquicias del Daesh en el Sahel, o qué ha pasado en Nagorno-Karabaj, lo sepa todo de Israel y Palestina: quién es el malo, cómo se tiene que resolver y cuál es la solución. Bienvenidos al simplismo desacomplejado que anula completamente el pensamiento crítico.

Es este mismo simplismo el que a menudo se aplica a la política, cuando se rompen los esquemas establecidos. Por ejemplo, el enorme descalabro vivido en la realidad argentina, después del resultado electoral, ha quedado reducido a un simple esquema de izquierda derrotada y extrema derecha ganadora. Hecha así la crónica se da una visión distorsionada que parece ofrecer todas las respuestas, pero que en realidad no explica nada.

De entrada, lo que ha pasado en Argentina es la reacción masiva de un electorado indignado por la situación económica y harto de décadas de abusos, corrupción y populismo kirchnerista. De hecho, el resultado es tan histórico en número de votos, un 55,78%, como distribución: el kirchnerismo solo ha retenido tres provincias de las 24 de todo el país. Y, como escribe Carlos Pagni en 'La Nación', "lo que explica la marcha de más de la mitad del electorado hacia lo desconocido es el rechazo de lo que es conocido". Es decir, el rechazo al 'establishment' político, a "la casta", la famosa expresión que han usado desde Mussolini a Podemos y que Milei ha usado con profusión. Ha sido una fuga masiva de ciudadanos de la situación actual, convencidos de que cualquier alternativa era mejor que lo que tenían. Al final, los argentinos no han querido premiar a un ministro de Economía que ha duplicado la inflación, ha cuadruplicado el precio del dólar paralelo y ha aumentado la pobreza en casi cuatro millones de personas. “¿Podía el jefe de una economía destruida ganar la presidencia de la nación?”, se pregunta retóricamente el analista Joaquín Morales Solá, y la respuesta ha sido un desastre sin paliativos para el peronismo.

Si las causas del resultado electoral son evidentes, la respuesta es un interrogante sostenido por dos únicas virtudes: Milei no pertenece al poder establecido y representa un cambio radical. La cuestión es saber hacia dónde, y la respuesta no se encuentra en el clásico “extrema derecha” con el que cerramos el círculo. De hecho, Milei es sobre todo un ultraliberal que quiere reducir el peso del Estado (hinchado de manera descomunal por la política del voto cautivo del kirchnerismo), hacer desaparecer el Banco Central, apostar fuerte por el libre mercado y, pretendidamente, dolarizar la economía, buscando el éxito que la medida tuvo en Panamá. Sobre el papel, estas serían sus ideas fuerza, si bien dos de ellas, la dolarización y el Banco Central, no parecen fácilmente viables. Hay que cambiar la Constitución, y Milei tendrá uno de los gobiernos más débiles de la historia: solo 39 diputados y 8 senadores, el 20% y el 10% de ambas cámaras. Necesitará, pues, de fuertes alianzas que, sin duda, corregirán muchas de las propuestas.

En todo caso, a estas alturas Milei es un interrogante completo, aquello que Churchill dijo "una adivinanza envuelta en un misterio dentro de un enigma". Y el enigma sitúa a Argentina en un territorio desconocido, que marcará un severo cambio de paradigma. Si el Milei vociferante, histriónico e incluso disparatado vence, es posible que la situación sea dantesca. Pero si es capaz de reducir el exceso retórico, establecer alianzas razonables (Patricia Bullrich sería una garantía sólida) y marcar el rumbo propio de las democracias liberales, es posible que sea el hombre que ose acabar con décadas de corrupción política y estabilice la economía. A estas alturas, ambas opciones son imaginables.