Debate de investidura

El orden de los factores

Sánchez puso la venda antes de la herida en la que hurgó después Núñez Feijóo: no es amnistía por investidura sino progreso o retroceso

Rufián da la "bienvenida" a Junts al diálogo y avisa a Sánchez: "No se la juegue, créame"

Las principales frases de Pedro Sánchez en el debate de investidura

Pedro Sánchez, en el Congreso

Pedro Sánchez, en el Congreso / DAVID CASTRO

Rafael Jorba

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Pedro Sánchez hilvanó su discurso inicial sabiendo que el orden de los factores no altera el producto, pero sí el relato. El resultado buscado es la investidura, pero el dilema que planteó se resume así: "O la democracia da seguridad o la inseguridad acabará con la democracia", "derecha retrógrada" o "fuerzas progresistas". Dicho en negativo, puso la venda antes de la herida en la que hurgó después Alberto Núñez Feijóo: no es amnistía por investidura sino progreso o retroceso.

Solo entonces desarrolló los ejes del programa de coalición con Sumar. La amnistía fue el penúltimo que abordó, en "nombre de España y de la concordia". No presentó la medida de gracia como un fin, sino como el medio para "avanzar en la agenda del reencuentro": "En la discordia no puede haber prosperidad". Los dos ítems con los que doró la píldora: la concordia (Cambó) y el perdón (Azaña) desde una idea de 'patriotismo' –"sabernos ligados los unos a los otros"– y de cómo se garantiza mejor la unidad de España: "Desde el diálogo" o la "receta del PP que condujo al desastre".

Sánchez mostró su respeto por las "opiniones y las emociones" de los que protestan en la calle y, de nuevo, alteró el orden de los factores: el problema del PP es que no acepta el resultado del 23J y las reglas de juego de la democracia parlamentaria. Y una proclama final en clave de patriotismo cívico: "Yo creo en España, creo en nuestros ciudadanos, creo en el enorme potencial de este país". Núñez Feijóo, en su réplica como líder del PP, mostró las heridas que la venda del discurso inicial de Sánchez pretendía esconder, pero no propuso una terapia alternativa.

Desde esta óptica, el debate no dibujó un Congreso enfrentado por el eje ideológico, entre derecha e izquierda, sino por el eje territorial, aderezado con tintes identitarios y emocionales. No le sobraba razón a Núñez Feijóo cuando dijo que el discurso de Sánchez era la réplica que no hizo en su fallida investidura, pero también es cierto que no aportó medida alternativa alguna a las apuntadas por Sánchez: "Lo de hoy no ha sido un discurso, ha sido un delirio"; esta investidura "nace de un fraude", materializado en Waterloo; "un ejercicio de corrupción política".

Frase para la hemeroteca

Sánchez retomó su discurso inicial, esgrimió el haber de sus alianzas frente al déficit de Núñez Feijóo en este campo y planteó una pregunta que no respondió: qué propone el PP para Catalunya. En resumen, un cruce de descalificaciones, con una frase de Núñez Feijóo para la hemeroteca: "El señor Abascal está demostrando más altura de Estado que usted". Una digresión en el análisis: no comentaré el discurso de Vox: cordón democrático. Sí lo haré del de Gabriel Rufián, de ERC: ha pasado con nota su mayoría de edad parlamentaria. No es aún el caso de Míriam Nogueras, de Junts: está donde estaba Rufián hace cuatro años.

Con estas coordenadas, Sánchez pasará hoy la reválida. Su tarea será no solo recoser Catalunya, sino superar la fractura entre las dos Españas que se ha abierto en las calles y que se refleja ahora en el Parlamento: alumbrar una tercera España, no combatiente, sino pacificadora y reconstructora, en palabras de Gaziel.

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