ASUNTOS PROPIOS
Núria Navarro

Núria Navarro

Periodista

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Josep Maria Mainat, productor de TV: "El envejecimiento es una enfermedad"

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Josep Maria Mainat

Josep Maria Mainat / Elisenda Pons

Acaba de cumplir 77 años, cría a dos hijos pequeños, capea con el tétrico culebrón judicial protagonizado por su exesposa, ha abierto con su primogénito, Pol, un restaurante en Empuriabrava –El Magnífic– y está escribiendo un libro sobre los secretos de la longevidad, asunto que investiga sobre su propio cuerpo. Josep Maria Mainat, exintegrante de La Trinca y productor de petardazos como Operación Triunfo, coincide con el científico de Harvard David Sinclair en que la vejez "es una enfermedad" y sigue una concienzuda rutina (a ratos un poco masoca).

Elon Musk, Jeff Bezos, Josep Maria Mainat. Los muy ricos no quieren envejecer.

¡No compare! Al lado de ellos yo soy un 'homeless'. Podré gastarme unos 10.000 euros al año. Treinta euros al día.

¿Cuál es el propósito?

A mí no me interesa tener una apariencia de 18 años, quiero que mi organismo envejezca lo mínimo, que mis células rejuvenezcan. Y no para vivir más años, que también, sino para vivirlos de manera presentable. No quiero pasar mis últimos días siendo una piltrafa. El envejecimiento es clarísimamente una enfermedad.

"No me interesa tener una apariencia de 18 años, quiero que mi organismo envejezca lo mínimo"

No se trata como tal.

¿Sabe por qué? Porque la tiene demasiada gente. Si envejeciera una familia, o un pueblo, se buscaría una vacuna. Sin embargo, si el proceso de deterioro se puede detener es que se puede curar.  

¿Algún antecedente familiar le disparó el temor?

No el de mis padres. Mi padre murió relativamente joven, de diabetes, y a mi madre la atropelló un coche cuando tenía 45 años. Pero he tenido muy presente a mi abuelo, un payés sabio, listo y con sentido del humor, que perdió completamente la cabeza.

"Si el proceso de deterioro se puede detener, se puede curar"

¿Fue el minuto cero de su propósito de cambio?

No. Cuando tenía 50 años estaba muy jodido. Pesaba 25 kilos más, tenía un ataque de gota cada mes, el colesterol disparado, fumaba dos paquetes al día, comía porquería en cantidades exorbitantes. Empecé a investigar qué podía hacer y descubrí a un doctor en Bélgica, Thierry Hertoghe, que sostiene que si corriges las deficiencias hormonales, reviertes el envejecimiento.  

Es una hipótesis solo.

No me hace daño. Una vez al año viajo a Bruselas, me hace una analítica completísima, compara los valores con los propios de un individuo de 30 años y reajusta los míos. Aspiro a saber dónde estoy, qué he hecho, a quiénes amo y también... a tener vida sexual. Hay estudios que relacionan el número de orgasmos con la esperanza de vida. Un médico asegura que con 350 orgasmos al año puedes vivir cinco años más.

"Hay estudios que relacionan el número de orgasmos con la esperanza de vida"

¿A los 77 años no se pone la cosa difícil?

Hablo de orgasmos. Y eso va cómo va. Tampoco es que me tome la vitamina C y me haga una paja, ¿eh? No es una rutina. El problema viene cuando no tienes ganas.

Hablemos de rutinas.

Hago ejercicios de resistencia tres veces por semana y camino 30 minutos cada día. Me salto el desayuno...

Alto. ¿Nada de café y cruasán?

Nada hasta el almuerzo. Hay una proceso que se denomina hormesis: la exposición a una dosis baja de un agente que es dañino a dosis altas induce un efecto benéfico en las células. Eso ocurre al no desayunar, pero también al darme un baño de agua helada.

"Tres veces por semana me meto en un bidón de agua helada. El cuerpo se pone en alerta y eso rejuvenece"

¿Cómo de helada?

 A 16 grados. Tres veces por semana me meto en un bidón que tengo en el patio, durante 5 o 10 minutos. El cuerpo se pone en alerta y crea un estado metabólico que rejuvenece. 

La culebrón conyugal le está dando una ración de hormesis...

Ese no está teniendo efectos beneficiosos, sino todo lo contrario. Me ha provocado una depresión.

"[El culebrón conyugal] no tiene efectos beneficiosos. Me ha provocado una depresión"

Entiendo. Sigamos: ejercicio, baños helados...

Al envejecimiento le tienes que disparar por todos los flancos. Tomo unas 30 pastillas al día. Aparte de las de la diabetes, el colesterol y el vértigo, tomo vitaminas y minerales, una inyección subcutánea de hormona del crecimiento, testosterona y vitamina B12 –me sacaron un trozo de estómago por un cáncer y no se libera bien–, DHEA, cortisol... David Sinclair, al que sigo, ha demostrado en ratas que la pérdida de información epigenética provoca y acelera el envejecimiento, y que estos cambios son reversibles mediante la reprogramación. Según él, puedes ir hacia atrás.

¿Tiene esperanza en que eso le llegue?

No mucha. Se trata de darle tiempo a la ciencia para que logre frenar el envejecimiento cinco años y que, entonces, no me encuentre depauperado.

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