La sensatez del Cercle

El Cercle d’Economia es una institución singular. Nació de la conjunción de empresarios, académicos y directivos para impulsar la integración de Catalunya y del conjunto de España en lo que entonces era la Comunidad Económica Europea, hoy la UE. Su primera conclusión fue que esa integración era imposible mientras España no fuera una democracia. Y desde ese momento tuvieron claro que la economía de mercado y la democracia tienen que ir de la mano. Una no funciona sin la otra, por muchos experimentos que se hagan en China o en Rusia. 

Fiel a sus orígenes, el Cercle publica periódicamente unas notas de actualidad. Casi siempre sobre reformas que necesita nuestra economía, pero también sobre la política que se necesita para hacer esas reformas. De manera valiente, el Cercle se ha posicionado sobre la amnistía que, presuntamente, negocian los partidos que podrían investir a Pedro Sánchez. A pesar de que alguien de la junta quiso orientar el sentido de lo que se dice en la nota con una filtración al servicio de una causa partidista, lo cierto es que su contenido no podía ser más sensato. Dice el Cercle que la amnistía no es pecado mortal, pero que solo podría tener sentido para lograr los objetivos que se propone si forma parte de un pacto político más amplio, que debe incluir al PP, y que debe abordar los retos territoriales de la democracia española. No se podía decir mejor y por nadie más autorizado por su posición en el año 2017.

El pacto que se avecina puede acabar siendo paradójico porque cuanto más se hinchan sus pretensiones históricas más se ponen en evidencia sus lagunas tacticistas. ¿Hay que hacer lo imposible para que los nacionalismos democráticos regresen a las instituciones? Sin duda. ¿Hay que desambiguar el pacto territorial de la Constitución para recuperar el consenso? Sin duda. ¿Se puede hacer esto por la mínima y en el tiempo de descuento? Sí, pero no durará.  

Suscríbete para seguir leyendo