Limón & Vinagre
Josep Cuní

Josep Cuní

Periodista.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ione Belarra: la ministra díscola

La titular de Derechos Sociales y Agenda 2030 ha pedido al PSOE suspender relaciones diplomáticas con Israel, poniendo contra las cuerdas a Yolanda Díaz

Belarra denuncia que España y la UE "siguen el dictado" de EEUU en política exterior

Díaz, Montero y Belarra condenan el "crimen de guerra" perpetrado por Israel a un hospital en Gaza

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, interviene durante un acto de campaña de Podemos, en la pérgola de San Basilio de Murcia, a 25 de mayo de 2023, en Murcia, Región de Murcia (España).

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, interviene durante un acto de campaña de Podemos, en la pérgola de San Basilio de Murcia, a 25 de mayo de 2023, en Murcia, Región de Murcia (España). / Edu Botella - Europa Press

Escribe Verónica Fumanal que cuando la política internacional irrumpe en la política nacional, no se internacionaliza el criterio, sino que se nacionaliza el conflicto. Y la asesora y analista remata su opinión señalando las posiciones maniqueas y la simplificación de los asuntos hasta el ridículo. Aquí se españoliza todo, desde el ataque de Hamás a la represión de Israel. Y así no hay quien pueda encontrar las bases para una opinión libre de prejuicios y alejada de propagandas.

Que el conflicto de Oriente Próximo está marcado por las posiciones irreductibles de buena parte de la opinión pública mundial es una constatación histórica. En Europa, especialmente. La larga sombra del Holocausto no es ajena a una de las explicaciones. Tampoco la creación del Estado de Israel, su evolución defensiva, los abusos de su fuerza, el apoyo al sionismo, su contrario, la simpatía por la causa palestina, la solidaridad con el débil y una típica consideración de determinada izquierda intelectual que pasó de vivir la experiencia en los kibutz como ideal socialista a criticar por sistema todo lo que tenga que ver con el Estado hebreo. 

Lo estamos viendo en Catalunya, donde el dramático contencioso actual ha distanciado más si cabe a Esquerra y Junts, como si necesitaran de leña ajena para seguir alimentando su máquina de reproches mutuos a costa de la madera de sus propios vagones. Las simpatías dispares incluso obligan a aceptar las posibles repercusiones negativas de quienes se salen del redil, como si la ideología no fuera moldeable acorde a las circunstancias porque ha devenido en religión inmutable, parecida a la que prodigan los radicales de ambas facciones internacionales en permanente litigio.

El propio Gobierno español lo está viviendo en sus carnes hasta el punto de tener que recordar que las líneas de su política exterior las marca el presidente. Venía a cuento de la distancia establecida por Podemos en la voz de su secretaria general, a la par que ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030.

Ione Belarra Urteaga (Pamplona, 25 de septiembre de 1987) le ha pedido al PSOE romper relaciones con Israel, sancionar económicamente a su Ejecutivo y llevarle a la Corte Penal Internacional, además de apelar a la semestral presidencia española de la Unión a instar al Consejo Europeo a aplicar las mismas medidas. Con Rusia invadiendo Ucrania no hubo tantas contemplaciones, ha venido a decir la defensora de las esencias izquierdistas que marca Pablo Iglesias desde la periferia gubernamental y que ha vuelto a poner contra las cuerdas a Yolanda Díaz, que tampoco parece estar por el maniqueísmo y se suma a la doble crítica. A Hamás por su acto terrorista y al Gobierno de Jerusalén, por su respuesta desmesurada que se parece más a la necesidad de venganza que a la obligación de templanza. Una posición que Josep Borrell ha elevado a nivel comunitario ante la actuación de Ursula von der Layen exactamente en sentido contrario al de la ministra española, aunque con la prudencia expresiva no disimulada por el gesto de su criticada visita a Netanyahu. 

La derecha patria moja pan en el nuevo despropósito, mientras la izquierda israelí se lamenta del abandono de sus homólogos europeos, su falta de compasión ante su doble dolor y se pregunta: "¿Por qué?". Probablemente, porque es más difícil destruir un prejuicio que un átomo.

Suscríbete para seguir leyendo