Guerra

Reveses para Ucrania

No todo tiene que ver con la guerra, pero es fácil echarle la culpa y de ello se ocupan los servicios rusos de inteligencia

Volodímir Zelenski

Volodímir Zelenski / JUAN MEDINA / REUTERS

Jorge Dezcallar

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A pesar de la buena voluntad occidental plasmada en una ingente ayuda política y militar, a Ucrania se le están complicando las cosas. Por varias razones. La primera es que su Ofensiva de Primavera apenas ha producido resultados. A diferencia de agosto del pasado año, cuando recuperó 20.000 kilómetros cuadrados en un par de meses, en los últimos 7 apenas ha logrado avances tangibles en su intento de abrirse paso hacia el mar de Azov para cortar la comunicación entre Rusia y Crimea, porque las formidables defensas construidas por Moscú en forma de zanjas, muros y campos minados impiden el avance de sus tropas mientras que tampoco los rusos logran progresar en el Este en su ofensiva para apoderarse de todo el Donbas.

La guerra se parece cada vez más al combate de trincheras de la Primera Guerra Mundial y ahora las lluvias de otoño convertirán los campos en barrizales y harán aún más difícil el movimiento de las tropas. La segunda razón tiene que ver con EEUU. Es cierto que Biden reitera que no desfallecerá el apoyo norteamericano al esfuerzo bélico de Ucrania, pero esta semana el Congreso acaba de arañar un acuerdo para evitar tener que cerrar el gobierno por falta de fondos y poner hoy en la calle a 800.000 empleados federales. Lo ha logrado por seis semanas y al alto coste de no incluir ni un dólar para ayuda a Ucrania a los pocos días de la visita de Zelenski a Washington. La razón es la oposición del ala dura del partido Republicano a seguir gastando dinero en una guerra que les parece lejana y en la que piensan erróneamente que EEUU no se juegan nada. Se equivocan pero poco se puede esperar de unos extremistas poco viajados y azuzados por Donald Trump que no oculta su determinación de poner fin a esa ayuda. La defenestración esta misma semana del presidente de la Cámara de Representantes por sus propios correligionarios echados al monte no presagia nada bueno. Sin la ayuda en armas y en inteligencia de los Estados Unidos, Ucrania no podrá defenderse frente a Rusia. Y la tercera razón es que se agrandan las fisuras que el cansancio de la guerra provoca entre los países que apoyamos a Ucrania y que no vemos resultados tangibles a nuestros considerables desembolsos, mientras los ciudadanos sufren sus consecuencias en forma de precios altos de la energía, inflación y su impacto sobre las hipotecas y la cesta de la compra. No todo tiene que ver con la guerra, pero es fácil echarle la culpa y de ello se ocupan los servicios rusos de inteligencia.

No es solo que Polonia, en vísperas electorales, haya decidido cortar las importaciones de trigo de Ucrania, o que Hungría muestre reticencias siempre que puede ante las sanciones a Rusia, es que el malestar en la UE crece y la última prueba ha sido la victoria esta semana del populista prorruso Robert Fico en las elecciones de Eslovaquia, noticia recibida con alborozo por el ultra Viktor Orban desde Budapest cuando dijo que “siempre es bueno trabajar junto a un patriota”. Aunque solo obtuvo el 23%e los votos, todo hace pensar que su partido Smer podrá liderar una coalición que gobierne en Bratislava. Fico ha dicho que “si Smer forma gobierno, haremos cuanto podamos para iniciar cuanto antes conversaciones de paz” (sobre Ucrania), sabiendo que hacerlo con la actual relación de fuerzas sobre el terreno beneficia a Rusia. También ha dicho que “el mundo empieza a estar harto de Zelenski y de Ucrania, porque son ingratos y siempre insatisfechos”. Tras la victoria y sin duda para tranquilizar mientras negocia una coalición de gobierno, ha añadido que la política exterior de su país no cambiará. Veremos. También cabe la posibilidad de que Fico no logre formar gobierno o que si lo hace se modere como ha hecho Georgia Meloni porque no es lo mismo ver los toros desde la arena que desde la barrera. A Zelenski le cabe el consuelo del cerrado apoyo obtenido de los 40 países reunidos esta semana en Granada en la Cumbre de la Comunidad Política Europea. Pero sin echar tampoco las campanas al vuelo porque, como ha reconocido Borrell, Europa no puede reemplazar a los Estados Unidos... que tiene elecciones el año próximo. Lo dicho, el panorama se complica para Ucrania y eso es lo que Rusia lleva meses rezando para que ocurra. 

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