Apunte

Aceite como oro

Misma botella de aceite, 5 euros de diferencia: Facua denuncia al sector por “especulación” e “ilegalidades claras”

Aceite ¿Pueden los consumidores conseguir que baje el precio?

No todos los aceites de oliva son iguales.

No todos los aceites de oliva son iguales.

Agustí Sala

Agustí Sala

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Vivimos en un país en el que el mercado se rige, en general, por la libre competencia. Es una forma de que los usuarios se beneficien de la pugna comercial entre numerosos vendedores y prestadores de servicios por captar a los clientes. Ese, en todo caso, debería ser el rasgo general.

Pero el libre mercado no siempre funciona en favor de los clientes o se producen lo que los especialistas denominan fallos de mercado. Un ejemplo es el aceite, convertido en la actualidad en un producto casi de lujo, como el oro.

El precio de ese producto esencial en la dieta mediterránea lleva 28 meses consecutivos al alza. En agosto alcanzó un subida del 52,5%% según el Índice de Precios al Consumo (IPC) de ese mes. Y, además lo que muestran los datos de precios en origen que recaba Infaoliva es que, a cierre de septiembre, se está vendiendo de media aún un 50% más caro que a principios de año.

Hay muchos motivos que han provocado este despegue de los precios que parece imparable, desde la sequía a los costes de producción. Seguramente contribuyen a este encarecimiento. Pero lo que se entiende menos es que haya diferencias de más del 50% en el precio de venta al público de un aceite de la misma marca y características en distintos establecimientos. Eso ya es excesivamente raro.

Lo denuncia Facua y su secretario general, Rubén Sánchez: "Si esto no es especulación, si esto es exclusivamente que los agricultores han subido precios que nos lo demuestren, pero es obvio que no, es obvio que se está especulando e incumpliendo la legislación, y que durante meses el Gobierno ha estado mirando hacia otro lado". Contundente.

Es evidente que la libre competencia y la fijación de precios son elementos esenciales de la economía, pero es fundamental que el árbitro de este juego, sea el Gobierno o las entidades supervisoras, actúe cuando los mecanismos del mercado se desvían hacia posibles abusos en busca de márgenes y, por tanto, beneficios lo más elevados posible. Y más cuando tratamos con las cosas de comer.

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