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La necesaria actualización del catalanismo

Planteamos 10 preguntas que deben hacerse los partidos para fundamentar nuevos consensos amplios

Barcelona 11/09/2021 Manifestación diada 11S 11-S 11 de setembre Foto de Ferran Nadeu

Barcelona 11/09/2021 Manifestación diada 11S 11-S 11 de setembre Foto de Ferran Nadeu / Ferran Nadeu

Catalunya celebra este año su fiesta nacional, la Diada, en el marco de la negociación de la investidura del próximo presidente del Gobierno de España. Solo 8 de los 48 diputados catalanes en el Congreso tienen previsto votar al candidato que primero lo va a intentar, Alberto Núñez Feijóo. El agujero de votos de los populares en las elecciones generales en Catalunya y su incapacidad para llegar a acuerdos con ningun otro partido con representación desde estas circunscripciones explica, en buena medida, el fracaso de esa investidura y debería ser un motivo de reflexión para el mismo Feijóo que, aunque demuestra en más de una ocasión cierta sensibilidad en este tema, no consigue que sea la posición mayoritaria en su partido. El segundo aspirante a la investidura, Pedro Sánchez, cuenta en este momento con los votos de los 19 diputados socialistas y los 7 de Sumar, que aquí actúa con la marca de los Comuns de Ada Colau. Y también ha mostrado presidisposición a pactar para conseguir los 7 de Esquerra y los 7 de Junts, el partido de Carles Puigdemont que fue la quinta fuerza política en Catalunya el 23J y la tercera en los últimos comicios al Parlament.

En este contexto, repasamos en nuestra apuesta editorial la aportación que ha hecho el catalanismo, entendido como el acervo político que ha fundamentado históricamente los grandes consensos en Catalunya, a la gobernación de España. Cambó, Prat de la Riba y Macià, desde tradiciones ideológicas diversas siempre consideraron que, junto a la defensa de la lengua y la cultura catalanas y la demanda de más autogobierno, el catalanismo debía implicarse en la definición de un modelo territorial valido para toda España. Y así se hizo en la transición que empezó con el retorno de Josep Tarradellas, la única legalidad republicana que se reinstauró. Los socialistas, comunistas y nacionalistas catalanes defendieron esos postulados catalanistas en la Constitución en base al concepto de la autonomía territorial.

Durante los útimos 45 años, las ideas catalanistas han sido la base de los grandes consensos de gobierno en Catalunya. En la última década, una parte no menor del catalanismo, fundamentalmente lo que había sido Convergència y la Esquerra de Junqueras y Rovira, quiso intensificar la demanda de autogobierno y postular la independencia. La mayor exigencia en este punto ha conllevado, por ejemplo, el debilitamiento de otro puntal de catalanismo como era la defensa del modelo lingüístico, ahora cuestionado en los tribunales. Como en las escapadas ciclistas, tensaron al pelotón y acabaron fragmentándolo. El PSC, Unió y una parte de CDC quedaron atrás y el acelerón provocó el choque del año 2017, cuya expresión más visible fue el referéndum sin acuerdo pero cuya bomba de racimo fue el pleno del 6 y 7 de septiembre, en el que una parte de la ciudadanía fue privada de uno de sus derechos fundamentales, el de representación política.

Ahora, la aritmética permite cambiar la dinámica. Pero un movimiento así no se puede abordar desde la frivolidad, ni únicamente desde la lógica partidista. Tras 45 años de gobernar, el catalanismo solo pervivirá si se cimientan nuevos consensos y eso solo puede hacerse desde la valoración crítica de los resultados obtenidos, que hemos concentrado en 10 preguntas que planteamos en la edición de hoy y a las que buscaremos respuesta en los próximos meses.