No entró por un velo
La muy desagradecida encima denunció a los guardias de la piscina, que no hacían más que ayudarla a liberarse del yugo opresor
Albert Soler
Periodista
He leído estos días argumentos la mar de curiosos en defensa de los vigilantes que impidieron el acceso a una piscina de dos niños y una madre, porque esta llevaba velo. Hay quien sostiene que la pobre mujer no puede usar velo porque debe “adaptarse” a las costumbres de su país de acogida, al parecer ya no basta con respetar esas costumbres, ahora hay que seguirlas. O sea que si vamos a Inglaterra deberemos beber cerveza tibia y en Estados Unidos llevar un arma en la guantera. Lo de las costumbres “de aquí” es algo que me tiene intrigado, y eso que soy de aquí. Hasta donde sé, aquí hay quien tiene por costumbre desayunar un cruasán, quien gusta de tener sexo de pago y quien se echa la siesta cada tarde, entre otras muchas costumbres de todo tipo, casi tantas como culos. ¿Cuál es la costumbre “de aquí”? ¿Todas ellas, y todas han de seguirlas los extranjeros de bien? No lo van a tener fácil para adaptarse, no.
Mi argumento favorito, sin embargo, es el de quienes consideran que estuvo bien impedirle entrar con velo porque este “es un signo de sumisión” (a los hombres o a la religión, en eso no hay consenso). O sea, que fue por su bien. Da igual que la buena mujer creyera llevar el velo por sus costumbres o sus creencias, los vigilantes, siempre alerta, detectaron rápidamente que era una pobre oprimida y salieron en su ayuda.
-Aquí con velo no puedes entrar, que eso es un signo de sumisión, burra. Venga, vete para casa, a ver si así aprendes a no ser tan sumisa.
La muy desagradecida encima denunció a los guardias, que no hacían más que ayudarla a liberarse del yugo opresor. Esos amables vigilantes no son una excepción, últimamente veo a muchos “de aquí” preocupados por la situación de las mujeres árabes, por eso pretenden impedirles que usen el velo. Por su bien, naturalmente, a ver si así aprenden a no ser sumisas, que hay que ver lo que les cuesta entender que viven oprimidas, las muy jodidas.
-Oiga, es que yo uso velo porque en mi cultura nos tapamos el cabello. Y además soy creyente.
-Tú no sabes nada, mora, tú eres una oprimida y ahora mismo te quitas el velo porque lo digo yo, que procuro por tu liberación.
Es que entre nuestras costumbres está también la de procurar siempre por el bienestar de los inmigrantes.
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