Análisis

Un sistema donde no todos los votos cuentan

Destacado sobrerrepresentacion

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Albert Sagarra

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Leonardo da Vinci tuvo una gran obsesión a lo largo de su vida, la proporcionalidad perfecta. Creía que la estética en el arte se veía reforzada a través de las matemáticas. El máximo exponente es el 'Hombre de Vitrubio', el dibujo en que sobreponía dos figuras humanas rodeadas, con los brazos y las manos extendidas. Tanto en 'La última cena' como en la 'Mona Lisa', la razón áurea está presente.

Los sistemas electorales son por naturaleza imperfectos. A pesar de que buscan la máxima proporcionalidad y representación justa de la ciudadanía, no se acercan a la perfección matemática del número pi o de la razón áurea. Para sistemas electorales, colores y texturas. Los brillantes matices inexactos de las ciencias sociales. Es fundamental comprender las debilidades y las virtudes para poder optimizar el resultado electoral.

El nuestro es un sistema bastante proporcional, pero con la particularidad que, al tener 21 provincias pequeñas, a la práctica se opera con un sistema mayoritario imperfecto. La semana pasada explicábamos que igual de importante puntuar electoralmente en los campos del Burgos o del Lleida como hacerlo en Barcelona o Madrid. Incluso más. Hoy seguiremos desarrollando esta tesis hasta afirmar que si la coalición postelectoral PSOE-Sumar quiere asegurar un buen resultado, deberían haber estudiado la posibilidad que el partido de Yolanda Díaz no se presentara en algunas plazas. Sacrificar el peón para salvar el rey.

En otros estados próximos como Andorra o en Reino Unido, esto lo conocen muy bien. El partido de gobierno andorrano obtuvo una holgada mayoría absoluta con el 32% de los sufragios o en el Reino Unido que también se han conseguido mayorías absolutas con menos del 35% de los votos. Sus sistemas mayoritarios exigen hacer coaliciones preelectorales si se quieren tener posibilidades. Cualquiera otra solución sería un suicidio político.

Esto castiga mucho y provoca tener una gran dispersión de voto. Por ejemplo, en las elecciones británicas de 2010, el Partido Liberal, liderado por Nick Clegg, obtuvo el 23% de los votos, pero solo 57 diputados mientras que los laboristas tuvieron el 29% de los votos y 258 representantes a la Cámara de los Comunes. A pesar de que la diferencia de votos era de solo 6 puntos, los laboristas británicos multiplicaban por 4,5 sus diputados. Un sistema profundamente desproporcional. Aun así, la democracia más antigua del mundo parece funcionar.

¿Sumar suma?

Hay un fenómeno conocido como el del Sheriff de Nottingham por el que los partidos ricos (con más votos) acostumbran a robar votos a los partidos pobres (pequeños). Justo al contrario que en Robin Hood. Es una deformación de todos los sistemas electorales. Pero a veces sería más conveniente que los más pobres renunciaran incluso a las migajas que consiguen. Todo estratégicamente. Si la alianza PSOE-Sumar quisiera tener mejores resultados, los segundos no se tendrían que presentarse en todas las provincias que no pueden asegurar el 20% de voto mínimo y, por tanto, competir en la lucha de escaños. En términos agregados, no hacerlo es dar alas al entendimiento PP-Vox. Simple y llanamente.

En las elecciones de 2019, a Podemos no le contaron casi 300.000 votos. Cómo si les hubieran robado todos los votos que sacaron en el País Valenciano. Pero no es que se los robaran. Simplemente que son los votos que obtuvieron en las provincias pequeñas donde no tuvieron representación. Por ejemplo, en Cáceres se reparten 4 diputados y en 2019 quedaron así: 2 PSOE, 2 PP y 1 Vox. Si Podemos no se hubiera presentado, Vox no hubiera sacado representante y este hubiera ido a parar al botín socialista. Y así en muchas de las 21 provincias pequeñas.

Parece que Sánchez no quiere tensionar las relaciones con Sumar y apostar por el voto útil en provincias pequeñas. Está demasiado influenciado por los que critican una posible gran coalición y no se atreve a poner nerviosa a Yolanda Díaz a Burgos o Ávila, cuando es precisamente lo que tendría que estar haciendo. A no ser que sus números sigan a los del CIS y le digan que Díaz es capaz de arrebatar la tercera posición a los de Abascal. ¿Jugada arriesgada made in Sánchez?

'Bonus track'

Con el tiempo, los partidos tendrán que ir buscando la razón áurea a nivel provincial. Sobre todo, en aquellas provincias que son más pequeñas para evitar dependencias de terceros y maximizar los resultados. Hacer más con menos. El partido que en el futuro sea capaz de entender este bipartidismo imperfecto y teja alianzas preelectorales tendrá mayores posibilidades de gobernar.

De la encuesta de GESOP publicada el lunes en este diario, observamos un votante de izquierdas más desmovilizado que el de la derecha, pero con una menor fidelidad de votantes. El eje PP-Vox llega a nuevos votantes. Feijóo es percibido como claro ganador y consigue votantes de centroizquierda, pero sus votantes prefieren la gran coalición que pactar con la extrema derecha. Vox se consolida como el votante de los jóvenes y entre votantes del mundo rural de las provincias pequeñas. Ahora resulta que es contracultural votarlos. Un panorama adverso para la alianza de izquierdas.

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