Ágora

Filantropía y mecenazgo, mucho más que un tema electoral

Porque hay consenso político para reformar la ley de las entidades sin fines lucrativos y no nos podemos permitir volver a la casilla de salida

mas personas fundaciones ludalia   fotos mes de maig en el que vam celebrar la Feria d Abril a Luz de Gas un diumenge a la tarda a les nostres sessions de Disco  A la imatge surt la nostra educadora Cristina Plana  que realitza  a mes  el Taller de Dansa

mas personas fundaciones ludalia fotos mes de maig en el que vam celebrar la Feria d Abril a Luz de Gas un diumenge a la tarda a les nostres sessions de Disco A la imatge surt la nostra educadora Cristina Plana que realitza a mes el Taller de Dansa

Eugènia Bieto

Eugènia Bieto

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El pasado 29 de mayo saltó la noticia. Convocatoria de elecciones generales y, en cuestión de minutos, el calendario, las prioridades políticas y las tertulias se revolucionan y fijan la vista en una fecha, el próximo 23 julio.

Las implicaciones de unas elecciones son numerosas y de diversa consideración. Dejando de lado los relatos políticos que estos días monopolizan los medios de comunicación, hay que hablar de una consecuencia que ha pasado desapercibida, pero que ha provocado un gran descalabro en muchos ámbitos: la parada de los proyectos legislativos que estaban en marcha. En algunos casos, como el que nos ocupa, el proceso legislativo se paró a solo 48 horas de su trámite final en el Senado.

Hablamos de la reforma de la ley 49/2002, de 23 de diciembre, de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo, un cambio legislativo que se había conseguido después de años de trabajo conjunto de los principales agentes del tercer sector, y que fue aprobado en el Congreso el 26 de abril pasado con el apoyo de todos los grupos parlamentarios y la abstención de un único partido (Vox).

La parada de esta reforma justo antes de su tramitación en el Senado frustra nuevamente las expectativas de un sector fundacional formado por más de 10.000 entidades no lucrativas que ya contaban con las mejoras fiscales aprobadas en el Congreso en sus presupuestos de 2024.

Con este escenario, la única posibilidad de sacar adelante la reforma a corto plazo habría sido que el Gobierno la tramitara con un Decreto ley. A pocos días de las elecciones, y sin ninguna señal que nos haga divisar la aprobación de la reforma, vemos con perplejidad como una cuestión que hace unas semanas logró un consenso político casi total vuelve ahora a la agenda política y es motivo de debate en el marco de la campaña electoral.

Con todo, son muchas las razones que nos empujan a pensar que no se dejará perder el trabajo llevado a cabo. Destaco tres:

1. Se trata de una reforma que contribuiría a aumentar los recursos de las entidades que trabajan para mejorar la calidad de vida de millones de personas.

2. Esta es una reforma muy esperada que conseguiría avances cuantitativos (deducciones), pero también cualitativos: incorpora nuevas figuras del mecenazgo que ya existen en otros países.

3. Un marco fiscal que incentiva la filantropía aumenta el beneficio social que, de lo contrario, la Administración tendría que cubrir a través de gasto directo. Las donaciones fomentan la solidaridad y reducen la desigualdad.

Hablar de filantropía y mecenazgo es sinónimo de investigación para la cura de enfermedades, de cohesión social, de inversión en educación y en cultura, de protección del medio ambiente, de inclusión de personas con discapacidad o de lucha contra la discriminación, entre otras finalidades que mejoran la vida de la ciudadanía y defienden sus derechos. Hablamos, en definitiva, del resultado del compromiso de la sociedad civil, del altruismo y de la sensibilidad individual y social.

Porque hay consenso político para reformar la ley y no nos podemos permitir volver a la casilla de salida, desde el mundo fundacional pedimos que se aproveche el trabajo hecho y que se den los pasos necesarios para que la reforma vuelva a las Cortes Generales antes del próximo 31 de diciembre. Porque los miles de entidades no lucrativas y los millones de beneficiarios a los cuales prestan servicio necesitan una ley de mecenazgo digna. Porque la filantropía y el mecenazgo son mucho más que un tema a debatir durante la campaña electoral.