Drástica decisión

Sánchez reacciona a la debacle adelantando las generales al 23 de julio para coger a Feijóo con el pie cambiado

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EDITORIAL | Una convocatoria tan necesaria como temeraria

"El mejor resultado lo podemos tener ahora", asegura el presidente del Ejecutivo durante la reunión de la ejecutiva socialista

Sánchez anuncia elecciones generales para el 23 de julio

Sánchez anuncia elecciones generales para el 23 de julio. / JUAN MEDINA / REUTERS / VÍDEO: PI STUDIOS

Juan Ruiz Sierra

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Pedro Sanchez reaccionó este lunes de forma drástica al enorme batacazo que el domingo sufrió el PSOE en las elecciones municipales y autonómicas. Con los socialistas en estado de 'shock' por una debacle ante el PP que no vaticinaron ni en sus peores pesadillas, el presidente del Gobierno decidió adelantar varios meses las elecciones generales. Se esperaban en diciembre, pero finalmente tendrán lugar el 23 de julio, anunció Sánchez durante una comparecencia sin preguntas desde el Palacio de la Moncloa. Poco después, ya en la sede del PSOE, hizo explícitos sus cálculos. "El mejor resultado lo podemos tener ahora", señaló, según fuentes presentes en el encuentro.

Eso es lo que pretende el secretario general del PSOE con su inesperado movimiento. Coger al líder de los conservadores, Alberto Núñez Feijóo, con el pie cambiado, inmerso en una negociación con Vox en multitud de autonomías y ayuntamientos que puede socavar su "perfil moderado", y al mismo tiempo movilizar a toda la izquierda ante el avance de la derecha y la ultraderecha.

La Moncloa ha hecho cuentas. Extrapolando a las generales los resultados en las municipales, los colaboradores de Sánchez concluyen que Feijóo y Santiago Abascal no conseguirán dentro de menos de dos meses mayoría absoluta, mientras que el desgaste iba a ser mucho mayor si dejaban pasar el tiempo. “Es ganar o morir. ¿Cuál era la alternativa? ¿Continuar desangrándose hasta diciembre?”, se preguntan en el PSOE, donde se considera posible una “remontada”. El electorado socialista, explica un miembro de la ejecutiva, “no se ha ido a otro partido, sino que se quedó en casa”. Pero no todos los dirigentes se muestran tan optimistas.  

La responsabilidad

“He tomado esta decisión a la vista de los resultados de este domingo. (...) El sentido del voto traslada un mensaje que va más allá: creo necesario dar una respuesta y someter nuestro mandato a la voluntad popular”, dijo Sánchez durante su intervención desde la Moncloa. El presidente del Gobierno, que durante la campaña tuvo un enorme protagonismo gracias a sus continuos anuncios de medidas que después aprobaba el Consejo de Ministros, vino así a reconocer que la responsabilidad de la derrota era en gran parte suya.

Las generales, como recordó Sánchez, que volverá a presentarse como candidato, tendrán lugar en un contexto en el que el foco internacional se situará sobre España. A partir de julio y hasta finales de este año, asumirá la presidencia rotatoria de la UE. El que gobierne tras los próximos comicios, Sánchez o Feijóo, será quien ejerza este cargo durante la mayor parte del periodo. 

El precedente de 2011

El PSOE se despidió el domingo del poder en al menos cinco de las nueve autonomías donde ostentaba la presidencia: Comunitat Valenciana, Aragón, Balears, La Rioja y Extremadura, donde el hasta ahora presidente, Guillermo Fernández Vara, solicitó reincorporarse a su plaza como médico forense. El PP también le arrebató Cantabria, donde los socialistas eran socios minoritarios dentro de un ejecutivo liderado por los regionalistas. Y Canarias se encuentra en el aire, pero con muchas posibilidades de que cambie de color. En el plano municipal, el desenlace no fue mucho más positivo para el PSOE. Quedó 750.000 votos por debajo del PP, que atrajo a casi todo el antiguo electorado de Cs, y dijo adiós a 15 de las 22 capitales de provincia que gobernaba: de Sevilla a Valladolid, pasando por Palma y Castellón.

En el PSOE especulaban con la salida de Unidas Podemos del Ejecutivo, pero el presidente optó por una vía aún más drástica

Todo tiene el aroma de mayo de 2011. Entonces, en plena crisis, el mapa de España también se tiñó de azul. Fue el prolegómeno de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy a finales de ese año. Pero esta vez los datos económicos (en crecimiento, empleo o inflación) no son malos, de hecho son mejores que la media europea, y esta legislatura, a pesar de la pandemia y la guerra en Ucrania, no ha estado marcada por los recortes, sino por avances sociales como la subida del salario mínimo y la revalorización de las pensiones. 

En el PSOE analizan qué ha pasado, a qué se debe este inmenso correctivo en las urnas que el partido no supo prever. Empieza a gestarse un consenso. Los resultados obedecen sobre todo, según esta tesis, a la coalición con Unidas Podemos y a los pactos en el Congreso con el independentismo catalán y vasco, aliados fundamentales para sacar adelante en esta legislatura gran parte de las iniciativas sociales.  “A la gente le podemos decir mil veces que no había otra alternativa y que los frutos de ese entendimiento son muy buenos, pero una parte de nuestro electorado tradicional no lo entiende”, amite un alto cargo.

Desde la misma noche del domingo varios cargos socialistas anticiparon que Sánchez podía reaccionar al batacazo sacando a los morados del Ejecutivo. Pero finalmente el presidente del Gobierno, un dirigente acostumbrado a las decisiones arriesgadas y a quien se ha dado por amortizado en varias ocasiones, optó por una vía aún más radical. Elecciones anticipadas, forzando así al espacio a la izquierda del PSOE a llegar a un acuerdo exprés para concurrir juntos a la inminente cita y apelando al votante progresista a reactivarse en un momento en el que el PP y Vox, que el domingo triplicó su número de concejales, están más fuertes.

La reunión a puerta cerrada

"El mejor resultado lo podemos tener ahora”, aseguró Sánchez durante la ejecutiva. El encuentro a puerta cerrada, explicaron después varios de los presentes, transcurrió en un clima de profunda preocupación, pero todos los integrantes de la dirección socialista se mostraron de acuerdo con el drástico paso dado por el jefe del Ejecutivo. No hubo voces discrepantes ante una decisión que se había tomado pocas horas antes, de madrugada, tras conocer la magnitud de la debacle.

Todos los miembros de la dirección socialista avalaron el adelanto: no hubo voces discrepantes en la reunión

Así que el momento es ahora. Sánchez y el resto de miembros de la ejecutiva coincidieron en que la economía no va a mejorar de aquí a final de año, debido a la subida de los tipos de interés. Pero la inesperada iniciativa del presidente del Gobierno también tiene una clara clave interna, al desplazar el foco: de la derrota en las municipales y autonómicas a la campaña de las generales. “Impedimos que el partido se abra en canal, como ha ocurrido otras veces ante los malos resultados”, explicaron en la dirección socialista. 

El desgaste de la coalición

Y luego está la relación con Podemos y Sumar, el proyecto de Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo tiene ahora solo 10 días para alcanzar un acuerdo con la formación morada. “Ellos sabrán qué hacen. Nosotros no vamos a entrar. Y tampoco vamos a ayudarles en la campaña. La coalición nos ha hecho mucho daño”, señaló otro miembro de la ejecutiva. 

Si Sumar y Podemos van juntos, “estupendo”. Y si no, anticipan los colaboradores de Sánchez, el PSOE intentará atraer a parte de ese electorado, crítico con la falta de unidad en el espacio situado a su izquierda. Es el desplome de los morados, subrayan, lo que ha provocado la pérdida de plazas tan importantes como la Comunitat Valenciana, donde Podemos no obtuvo representación, y Aragón, donde solo logró un escaño. 

Los ánimos están bajos en el PSOE, pero el adelanto de Sánchez no deja tiempo para lamerse las heridas. “Es un acierto -concluye un ministro-. Sin arriesgar, íbamos a una agonía. Este es un órdago que se puede ganar”. Ahora mismo parece difícil. Pero en 55 días, los que faltan hasta el 23 de julio, pueden pasar muchas cosas.