Elecciones municipales
Marc Lamuà

Marc Lamuà

Diputado del PSC en el Congreso.

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La deriva y la desidia en Girona

El acuerdo municipal entre Guanyem-CUP, Junts y ERC ha sido por motivos ajenos a la ciudad

La candidata del PSC a la alcaldía de Girona, Sílvia Paneque.

La candidata del PSC a la alcaldía de Girona, Sílvia Paneque. / DAVID BORRAT / EFE

Cuando el domingo 28 de mayo Silvia Paneque ganó las elecciones a Girona, la ciudad dijo claramente que la quería de alcaldesa, que quería rigor en la gestión y un cambio claro del rumbo a la deriva ultranacionalista que, viniendo de lejos, Marta Madrenas había llevado hasta el infinito y más allá, estos últimos cuatro años.

En una democracia es común que los partidos políticos busquen coaliciones o alianzas para conseguir mayorías y gobernar. Este no fue el problema de Girona. No obstante, los pactos tienen que ser cuidadosos con la interpretación del resultado de las elecciones o bien pueden suponer una preocupación grave sobre la justicia y la justificación del proceso. En el caso de Girona, el problema es que el acuerdo entre Guanyem-CUP, Junts y ERC fue por motivos ajenos a la ciudad.

Las votaciones en democracia son una oportunidad, para que la ciudadanía exprese su voluntad y escoja a los representantes. Esta voluntad fue clara en Girona: los dos partidos que habían estado en el gobierno, Junts y ERC, perdieron la mitad de los votos. Casi 10.000 votos entre las dos formaciones. ¿Hay alguna otra lectura posible, que no sea que la ciudad de Girona los envió a la oposición? Junts y ERC, en cambio, continúan estando en el gobierno y, en consecuencia, no fue hecho con espíritu de cambio.

Esta carencia de cimientos a la hora de explicar el acuerdo entre Guanyem-CUP y Junts es muy grave, porque este gobierno es necesario explicarlo mejor. Esto sucede porque cuando los partidos que han perdido las elecciones deciden unirse para formar una coalición y quitar el gobierno al partido más votado, esto genera un descontento, frustración y enojo entre los votantes del primer partido a las elecciones. Esta circunstancia es la clave para entender que fundamentar el acuerdo para explicarse bien sea tan importante y en Girona, en materia de programa, esto resulta imposible entre Guanyem y Junts.

Ha habido muchos ejemplos de impostura en los más de quince debates municipales gerundenses, entre los cuales destaca haber escondido siempre que el acuerdo independentista entre Guanyem y Junts estaba hecho o que -dijeron en diferentes ocasiones- respetarían a la lista más votada. Pero el engaño más cruel ha sido afirmar, en multitud de ocasiones, que Guanyem y Junts tenían los programas más diferentes durante la campaña electoral y, además, añadir que el acuerdo de gobierno se haría poniendo a Girona en primer lugar, sus problemas estructurales y los objetivos de futuro.

Gemma Geis recordó en muchas ocasiones que se sentía orgullosa heredera de los diferentes gobiernos de Junts en Girona y, en su mitin central, Marta Madrenas dijo muy alto y claro que dejaba una ciudad mucho más limpia y segura que la que su partido se había encontrado. Entre los votantes de Guanyem, nadie puede negar que su partido, en cambio, defendía que Girona tenía problemas estructurales -es decir, sistémicos, profundos y graves- que tenían que ser corregidos de manera inmediata. Los objetivos eran antagónicos a los de Madrenas. ¿O no? Entre estas dos posiciones tan irreconciliables, ha habido un pacto que solo se puede entender, insisto, como un ejercicio de poder por el poder, crudo.

Está claro que este tipo de acuerdos forzados tienen el peligro de generar inestabilidad política. ¿Junts y Guanyem han sabido encontrar un punto medio? ¿O bien, hay una base frágil y vulnerable sobre los objetivos a perseguir? Los unos decían que lo querían cambiar todo y los otros que Girona estaba mejor que nunca. ¿Cuál es el punto medio entre estas dos sentencias? ¿Este punto medio puede parar la frustración entre la gran mayoría que esperaba un cambio real?

El partido de Sílvia Paneque ganó las elecciones y presentó un programa político claro ante la ciudadanía y en los debates. Guanyem quedó como segunda fuerza y también presentó un programa de cambio sencillo de entender. Es evidente que estos programas tenían muchos más puntos en común que el acuerdo entre Guanyem y Junts. Y, además, este acuerdo sería mucho más respetuoso con la voluntad de la gente de Girona. Quedan pues preguntas formuladas por muchos gerundenses que son muy pertinentes. ¿Cuál es, por lo tanto, el cimiento del pacto entre Guanyem y Junts? ¿Por qué ERC participa, como en el anterior mandato, sin ni ser necesario ni aportar la clave para ninguna mayoría?