Opinión

Economía para justificar políticas

Christine Lagarde.

Christine Lagarde. / REUTERS/Kai Pfaffenbach

Eduardo López Alonso

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La economía es una ciencia con aspiraciones de ser exacta pero que es social y poco matemática por definición. Hay que entender la economía a veces como excusa manida para el establecimiento de políticas y el alivio de conciencias de gobernantes. El Banco Central Europeo (BCE) que preside Christine Lagarde es un ejemplo claro de la utilización de la economía para envolver estrategias y posicionamientos políticos no manifestados. Mantener actualmente las subidas de los tipos de interés con poco crecimiento económico e inflación a la baja es poco convincente, salvo que el objetivo sea efectivamente lograr efectos colaterales; minimizar dificultades bancarias a costa del ahorro de las capas más desfavorecidas y endeudadas de la población. Y más ahora que se constata que la economía alemana, el tradicional motor europeo, va peor de lo que debiera.

Decía un apreciado colega periodista, al que reconozco su poco conocida faceta de profesor de relaciones internacionales, Xabier Arkotxa, que la economía puede determinar que tocamos a medio pollo por persona en el reparto de bienes del país, pero si alguien se come uno, otro se queda sin nada. Bajo la sencillez del planteamiento se esconde una verdad templaria que apunta a que la economía muchas veces sirve de burda excusa para políticas económicas injustas. O que la igualdad sin igualitarismos puede devenir en síntoma de cinismo ideológico y sociedad enferma.

A la hora de establecer políticas, la economía y sus magnitudes sirven más de pretexto que de corpus científico indiscutible. Hasta el Col·legi d'Economistes de Catalunya, con el decano Carles Puig de Travy al frente, reconoce que lo de subir los tipos a estas alturas de 2023 ya no es tan aconsejable. El catedrático de la UAB Jaume Gil Aluja nos explicaba hace algunos años a los alumnos de un doctorado de Económicas un método para hacer de la economía una ciencia más predecible. Lo suyo eran los números borrosos, herramienta mágica para hacer más exacto lo que es inexacto por naturaleza. Durante algunos años, sus enseñanzas sirvieron para elaborar los presupuestos del Barça (y en el caso barcelonista fue mejor que en años siguientes). El uso de aproximaciones y matrices matemáticas permite ofrecer umbrales de confianza, fijar posibilidades de que algo suceda. Es el dibujo de un marco teórico del riesgo que aspira a matematizar la economía. Al final, esos corpus metodológicos y todos los tradicionales actualmente al uso logran ser justificación para escudar políticas. Pero conviene no olvidar que si alguien se queda sin pollo, el error es inasumible y el coste social, indefendible.