Opinión

El BCE, los tipos y la disyuntiva del 'hawkish' o el 'dovish'

Lagarde afirma que queda "un poco de camino por recorrer" en las subidas de tipos

Lagarde afirma que queda "un poco de camino por recorrer" en las subidas de tipos

Eduardo López Alonso

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Reconocen los economistas que ante cualquier crisis económica se suelen aplicar las mismas recetas que se utilizaron en la anterior. El principio de prudencia caracteriza a los conservadores que detentan poderes de decisión económica. Y la situación actual corrobora ese temible axioma. La excesiva prudencia de los bancos centrales está bloqueando el necesario 'giro dovish' de la política monetaria. 

La política monetaria que implica la determinación de los tipos de interés que llevan a cabo los bancos centrales puede ser acomodaticia (sin cambios) o asumir estrategias expansivas o contractivas. Al aumentar o disminuir la tasa de interés, se dice que el banco adopta una postura 'hawkish' o 'dovish', según terminología anglosajona tan habitual en el mundo económico para establecer aires de ciencia para una disciplina siempre más social que matemática.

Cuando se habla de estrategia 'hawkish', se hace referencia a una política monetaria restrictiva. Es cuando el banco central opta por la subida de los tipos de interés. Al tomar una postura restrictiva, se logra controlar el alza de precios (la inflación) y se impulsa la apreciación del tipo de cambio. Esto provoca también que disminuya el consumo por el menor dinero que hay en circulación y con ello, que los bonos gubernamentales sean más atractivos, pues pagan tasas de interés más altas. Ha sido la política de los últimos meses del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal. Una subida rápida de tipos que ha conllevado que buena parte del ahorro de los particulares logrado durante la pandemia se haya casi esfumado.

Por el contrario, hablar de una estrategia 'dovish' es hablar de política expansiva o la llevada a cabo para afrontar la crisis desatada por el covid 19. El banco central baja las tasas de interés para estimular la economía, facilita el crédito bancario y favorece la inversión. Como consecuencia, los tipos de interés bajos y la generación de crédito barato incentiva el crecimiento económico, se deprecia el tipo de cambio y aumenta el consumo por la inyección que eleva el dinero en circulación. La inflación puede subir.  

Entre el 'hawkish' y el 'dovish' está ahora la cuestión, pero el BCE prefiere recetas del pasado y seguir acogotando a los ciudadanos endeudados y proteger los intereses de los que superada la etapa de inflación ya en retroceso estarán en condiciones de invertir. Pero desde la perspectiva del ciudadano de a pie, la rápida subida de los tipos de interés y el agotamiento del ahorro puede desembocar en una crisis de consumo y un círculo pernicioso también para las empresas. El exceso de prudencia es el gran enemigo en unos momentos en los que la tesis 'dovish' debería asumirse con celeridad.