Madrid-Barcelona, madroños y 'superilles'

Con una mejora del transporte público y el acuerdo de vecinos y comerciantes para mantener los servicios, sería realmente ejemplar. Leyendo a Cols mientras paseaba por los alrededores de la Puerta del Sol observé que Martínez Almeida también ha construido una superilla en el centro de Madrid, prácticamente sin ningún árbol y con mucho menos ruido, posiblemente porque allí ya no vive gente desde hace años y los turistas aceptan resignadamente que el taxi les deje a 500 metros del hotel.

Este episodio me ha hecho pensar en la polarización que reina en nuestra época. Un cierto tipo de política, y, no lo neguemos, un cierto tipo de periodismo, tienden a convertir cualquier debate en un partido de fútbol en el que necesariamente hay que ser hooligan de alguno de los dos equipos. En este mundo hiperpolarizado, no se puede ser del Real Madrid y reconocer que el City hizo un gran partido o ser del Barça y admitir que ha ganado la Liga con un estilo (el del 1-0) que le es impropio.

Muchos factores contribuyen a ello: las ansias de pureza de las nuevas generaciones disgustadas con el posibilismo de sus mayores, las ecocámaras en las redes sociales y también la desaparición de la clase media atenazada por las sucesivas crisis económicas. Cuando entiendes las cosas, es muy difícil que las veas en blanco y negro

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