Inmunidad

Las excusas Ponsatí

Nos encontramos ante el baile de una dilatación de plazos y acciones recurrentes, puede que hasta divertido

L'eurodiputada de Junts Clara Ponsatí a l'oficina europarlamentària de Junts a Barcelona per Sant Jordi

L'eurodiputada de Junts Clara Ponsatí a l'oficina europarlamentària de Junts a Barcelona per Sant Jordi / Natàlia Segura / ACN

Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

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Nadie puede decir que Clara Ponsatí se esté rebelando contra el juez Pablo Llarena. Todo lo contrario. El escrito presentado por su abogado justificando su ausencia en el Tribunal Supremo significa que se toma en serio la justicia española, aunque sea con sorna. Las declaraciones pueden tener unas gotas de chulería como el tener mucho trabajo en Bruselas. Pero forma parte del teatro por el que, desde el primer momento, ha decidido optar la eurodiputada. Su detención, absolutamente legal, como aseguró en una entrevista el comisario en jefe de los Mossos, Eduard Sallent, también tuvo mucho de teatral. Es el juego.

El juez también está dispuesto a jugar. La estrategia se centra en que los propios argumentos que se le presenten se vuelvan en contra de Ponsatí. Que el espacio judicial posible sea cada vez más pequeño, delimitando las propias defensas y utilizándolas. “Si usted tiene inmunidad” -parece decir el juez- “pues acredítelo”. La jugada dilatoria tiene un estilo parecido al que emplea el abogado de la acusada. Se abren cinco días para construir un redactado que argumente sobre esa inmunidad y el juez Llarena responda. 

Claro que el relato utilizado por la independentista, inspirado en una España de justicia sospechosa, va decayendo entre los propios eurodiputados. Su detención en la plaza de la Catedral, con cámaras y micrófonos, y su posterior puesta en libertad, acompañada de la normalidad de la jornada festiva donde disfrutó, entre editores y escritores, entre ciudadanos y rosas, de un Sant Jordi soleado, no parece sospechosa.

Podríamos decir que Llarena ha aprendido. Nos encontramos ante el baile de una dilatación de plazos y acciones recurrentes, puede que hasta divertido. Tal vez se estudie en las universidades dentro de años. De muchos.

¿Alguien quiere una orden de detención? La única que parece dispuesta a jugar con esa regla es Clara Ponsatí. Pero viendo el estado del independentismo y, sobre todo, del momento electoral, si puede evitarse, pues casi mejor. 

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